Un día después de la intervención de Mariano Rajoy ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP, motivada por el caso Bárcenas, en la que defendió su honestidad y la de su formación, las encuestas publicadas por varios diarios reflejaban que la confianza ciudadana en los dos partidos mayoritarios pasa por uno de sus peores momentos. A pesar de ello, durante el domingo el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba y el popular Esteban González Pons intercambiaban golpes desde las trincheras, ajenos a lo que se está pidiendo desde la calle: una regeneración moral. En el contexto de crisis que padece el país es urgente restablecer la fortaleza del sistema político e institucional para encarar la difícil tarea de la recuperación económica. La actual indignación social es comprensible si se tiene en cuenta que a finales de 2012 había aproximadamente 300 imputados por supuesta corrupción en diferentes niveles de la Administración. Mientras la Justicia hace su trabajo, la responsabilidad de revertir esta situación la tiene la propia clase política. En lugar de cerrar filas como defensa a los "ataques exteriores", se deben erradicar de forma contundente las malas prácticas, actuar con transparencia y no olvidar que su papel es el de servir al interés general.
Editorial
La sociedad reclama una regeneración moral