Las burbujas eran bellas, mágicas, pero con el soplo tóxico de constructoras, bancos, intermediarios y la mala junta de los mercados, pervirtieron su significado. Se convirtieron en burbujas inmobiliarias: un ligue espurio que denota ambición desmedida, dinero fácil del pelotazo. La codicia especulativa del ladrillo siguió hinchándolas desde los cimientos y, al salir a la superficie, explotaron como bombas de racimo. Las esquirlas de las estafas afectaron a parte de sus artificieros y ocasionaron millones de víctimas colaterales: los que luchan por recuperar sus ahorros y por el derecho básico a la vivienda.
"Pernada", en la ultima acepción del diccionario de la RAE, dice, derecho de pernada: "derecho que se ha atribuido al señor feudal, por el que éste yacía con la esposa del vasallo recién casada". También, en sentido coloquial, significa " ejercicio abusivo del poder o de la autoridad".
En el esperanto del Todo Vale, otra cópula es posible: pernada inmobiliaria.
El "derecho de la primera noche" o "derecho del señor", como componente del modo de producción feudal, tuvo vigencia durante la Edad Media de Europa Occidental, existiendo paralelismos en otras partes del mundo. El hacendado, el jefe político o el empleador de América Latina ejercían, como hecho social o como derecho hasta mediados del siglo XX, abuso sexual contra las mujeres por su condición de dependencia u obediencia. La baja consideración de la mujer hizo que estas prácticas, sin ser legales, fueran impuestas como derechos consuetudinarios informales de los patronos, por lo que comúnmente se realizaba con la pasividad de padres, esposos y la comunidad.
Pisos terminados, sin acabar, vacíos, okupados. Pisos patera, pisos de protección social, pisos embargados, desalojados… Millares de pisos libres y emergencia social de gente en la calle: 23.000 sin techo en el Corredor de Henares.
Millones de euros estatales en rescate del sector financiero privado y público, creación de bancos malos con activos inmobiliarios tóxicos y desahucios manteniendo deudas porque la dación en pago de la propiedad no condona el préstamo hipotecario. En España, tras 30 años de democracia, hay que prostituirse para pagar un techo, sea por la hipoteca o por una nueva modalidad de renta para sobrevivir.
"Busco habitación, pago con sexo", "Comparto casa, 250 € al mes más sexo", son anuncios que abundan en la red y que, impulsados por la crisis, se están convirtiendo en un sistema cada vez más habitual de alquiler: el nuevo negocio inmobiliario en España, Francia, Italia, Estados Unidos. No en Alemania.
"La prostitución en España no está penada, y siempre que ambas partes estén de acuerdo en el alquiler por sexo no constituye delito", dice un portavoz de la Policía, pero también advierte que " esta práctica puede considerarse directamente explotación sexual, aunque encubierta".
Leer las numerosas páginas de Google sobre esta oferta, mayoritariamente masculina, saca lo mejor y peor de cada uno, así seas del perfil general de jóvenes que las frecuenta o de la minoría de adultos. Unos se indignan y hay quienes encaran el asunto como "algo consentido que favorece a las dos partes"; "que no es nada nuevo, es como ligar por internet, solicitar una agencia matrimonial o responder a los anuncios de las páginas calientes de los periódicos"; otros pretenden "hacer la prueba durante un mes…".
Por supuesto también hay quienes ríen como hienas y hacen chistes de la desgracia ajena: "cuántos servicios habrá que depositar de fianza"; " manda por e-mail fotos en lencería"; "podemos negociar hasta dónde llegamos"; "todos los días no, encontraremos el punto justo"; "soy persona respetuosa y me atendré a lo pactado";" tu cuerpo por una habitación: tu amor por la casa"; "¿cuándo pago la cuota, a fin de mes o cuando quiera?"..…
El vicio del rico envilece al pobre. La miseria explota: antes se alquilaba casa con derecho a cocina, luego se pasó al roce y, ahora regresa el derecho de pernada. Ejercicio abusivo del poder en escala individual.
Capitalismo global: feudalismo financiero.