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El apunte

Una extraña familia

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Con la familia en riesgo de quiebra, los padres han optado por ahorrar de una forma un tanto peculiar. Primero metieron mano donde más se podía ahorrar, en la comida. La reducción en los ingresos obligó a optar por marcas blancas y prescindir de los aperitivos, el buen vino y el jamón serrano más selecto. Tiempo de patata hervida y arroz blanco. Ahora, con la ruina aún como amenaza, los padres optan por quitarles la paga a los hijos, aunque continúan manteniendo algunos lujos como el paquete de televisión digital, los móviles de última generación, los partidos de pádel y alguna sesión de cubatas. Los pequeños se rebelan, entienden que hay que ahorrar, que pueden ir menos al cine y reducir el consumo de chucherías, pero claro, no comprenden como sus tutores se continúan permitiendo algunos caprichos heredados de cuando la cosa iba viento en popa. La situación antes descrita puede parecer irreal. No obstante resulta que con el país en riesgo de quiebra, el Gobierno ha optado por ahorrar de una forma un tanto peculiar. Primero metió mano donde más se podía ahorrar, en los servicios básicos. La reducción en los ingresos obligó a optar por una sanidad más austera, una educación más precaria y una administración más reducida. Tiempo de más impuestos y menos prestaciones. Ahora, con la ruina aún como amenaza, el Gobierno opta por quitarles pagas a los concejales, aunque continúa manteniendo algunos lujos como las televisiones autonómicas, una legión de parlamentarios dóciles que solo "instan a" y el Senado. Algunos alcaldes se rebelan, entienden que hay que ahorrar, que pueden recortar también en lo que les concierne, pero claro, no comprenden como el Gobierno se continúa permitiendo algunos caprichos heredados de cuando la cosa iba viento en popa. Y esto sí que es real.

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