Ya está claro. Ya se les ve la patita. La patita excluyente y totalitaria. Hasta hace poco tiempo algunos lacitos coloreados con una bandera foránea pretendían ser una muestra en defensa de una determinada cultura que algunos suponían, beatíficamente, que no era excluyente. Pero ya no. "No more". "Rien ne va plus".
Desde que se ha presentado un anteproyecto de ley que aboga por la enseñanza en igualdad de condiciones de las dos lenguas estatutarias en Baleares, aquellos defensores del supuesto respeto para un bilingüismo activo han decaído transmutándose en simples y vulgares totalitarios.
Son los que, salidos del armario, no aceptan la enseñanza igual de las dos lenguas oficiales sino que ahora, ya sin tapujos ni disimulos, sólo quieren imponer una sola: la suya. Si quedaba la duda de qué era lo legal, ahora ya no. Ahora ya se retratan como lo que son: unos liberticidas. Son los que no ponen la lengua al servicio de la educación sino al servicio de su ideología.
Balears debe ser una de las pocas comunidades donde sus nacionalistas no defienden nuestras modalidades lingüísticas propias sino la lengua que puede ilusionarles con un pan catalanismo de opereta. Son los que aspiran a totalizar la enseñanza en una sola dirección. Los que abominan de la Constitución que les permite la libertad de que gozan. Y por eso han elegido los lazos como símbolo perfecto. Lazos, nudos, que sirven para atar, sujetar, en corto la libertad de los demás. O para ahorcarla. Lazos tornados en sogas que estrangulan aquella libertad de los ciudadanos que no comulguen con sus sectarias posiciones político-culturales. Sogas que ahogan la libertad.
El amor por las sogas no es nuevo en España. El nacionalismo no es sino un nuevo régimen absolutista. Históricamente muchos españoles han creído que era mejor vivir sojuzgados que vivir libres y poder elegir sin que otros lo hagan por ti. Esa fue la causa del triunfo del absolutismo cuando el regreso de Fernando VII después del destierro. Los absolutistas rechazaron la Constitución liberal de Cádiz (1812) y se decantaron por aquel famoso "vivan las cadenas". Actualmente vemos como unos nuevos absolutistas (tintados de fundamentalistas) también gritan "vivan las cadenas" al contraponerse a los liberales internacionalistas.
Aquí en nuestra Menorca peculiares grupitos afines a la intransigencia (cuyos comunicados dan ciertamente grima y espanto intelectual) siguen erre que erre defendiendo la imposición de sus querencias privadas en materia educativa sobre el "derecho a decidir" del resto de la población. Son los que periódicamente organizan unos curiosos "akelarres" totalitarios que, bien acolchonados por diversos comunicadores afines, se "enlazan", es decir, se atan, a favor de su particular concepto de libertad. Una libertad, la suya, que siempre va en detrimento de la libertad ajena. Son los que traducen libertad con imposición unidireccional. Son los que amparados bajo el paraguas de la defensa de "la nostra llengua" masacran y laminan "sa nostra llengu" y le impiden desarrollarse de acuerdo con la tradición de la isla.
El tema de la lengua se ha politizado por la obsesión de algunos en querer imponer una sólo lengua en una comunidad bilingüe que sólo podrá progresar si se abre al mundo globalizado. El resto es fracaso garantizado. Para cuando la abdicación de los totalitarios. ¿Cuándo se olvidarán las cadenas? ¿Cuándo se permitirá la libertad a todos?
Notas:
- Un amigo, pionero del ambiente turístico de Es Castell, se lamenta de la obsesión por querer olvidar nuestros nombres históricos. Me recuerda que Cala Es Fons nunca se ha llamado Cales Fonts (como desgraciadamente ocurre ahora) porque su nombre no proviene de ninguna fuente sino de la profundidad de su calado, uno de los más hondos de todo el puerto de Mahón. El amigo se pregunta ¿tendrá el Ayto. de la antigua Villa-Carlos la sensibilidad de rectificar ese nuevo atentado a la toponimia histórica de la isla?
- Malos tiempos para la Menorca internacionalista. Una conocida partidaria del separatismo cultural ha sido elegida (a la quinta votación) para gestionar lo que debería ser de todos y no de unos pocos. Los políticos no deberían subvencionar la ideologización subterránea excluyente.
-Se prepara otra actuación de Los Sirex en Akelarre para los próximos días 10 y 11 de Mayo. Speedway Jam, el mejor grupo menorquín de rock británico, serán sus teloneros. ¡Enhorabuena Mikel!