Acabo de leer en un periódico una noticia que titula: "Dos adolescentes noruegos devuelven 62.000 euros encontrados en un tren". Ha sido completar la lectura y que mi mente comenzara a maquinar maquiavélicamente alternativas en el vórtice espacio/tiempo que me apetece compartir contigo, amigo lector, para ver si llegamos a la misma conclusión. Comentemos...
Lo más importante de la noticia, creo yo, es el complemento circunstancial de lugar, Noruega. Me da a mí que si este hallazgo llega a darse en España a estas horas de los 62.000 euros no quedan ni para comprarse una bolsa de pipas. De entrada porque si los que lo encuentran son dos adolescentes autóctonos, lo mismo lo reinvierten en botellón, tabaco, comida basura, drogas blandas y algún juego de videoconsola. Y no hay que escandalizarse, porque nueve de cada diez chavales lo haría. Seguramente el honrado, aquel al que la conciencia le obligaría a ser honesto, de camino a la comisaría más cercana se encontraría a alguno de los nueve restantes que se agenciaría el saco de billetes y le soltaría un capón al buenazo.
En el supuesto que el montón de billetes lo encontraran dos muchachos noruegos en un tren en España, seguramente correrían a la Policía para devolver íntegra y pulcramente los 62.000 euros. De entrada, el conflicto sería lingüístico. Los agentes, como la mayoría de españolitos de a pie, no entendería ni papa en inglés así que después de varios 'yes, very yes' y algún 'no because no', la autoridad se quedaría el saco, les daría una palmadita en la espalda a los muchachos y los invitaría angelicalmente a que se olvidaran del tema. Esa bolsa acabaría en manos del político supervisor del jefe del superior del efectivo que esté al mando y aplicaría el mediático impuesto del 'Santa Rita, Santa Rita...' y ese dinero misteriosamente desaparecería.
En el tercer supuesto, los protagonistas son producto interior bruto de aquí de aventura por Noruega y se encuentran el pastizal. ¿Qué pasaría? A mí me da que ni devolverían el dinero ni llamarían a sus padres para contarles el importante botín. Es más, seguramente grabarían un video con su teléfono móvil de última generación en el que se pavonearían del hallazgo a rostro descubierto mientras despilfarran billetes a diestro y siniestro y lo enviarían a sus amigos convencidos de que no pasa nada. Hasta que el Whatsapp te traiciona. 'This is Spain'.
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