Llevo desde el miércoles por la noche con los dedos cruzados, tocando madera, acariciando una pata de conejo y otras rutinas que, a priori, me tienen que dar suerte. El motivo es porque estoy preocupado. Me recorre el cuerpo un sudor frío porque siendo los millones de habitantes que somos en España como al genio de la lámpara le dé por aparecer ahora, quizás se nos va de las manos. A ver quién es el chulo que malgasta un deseo suplicando que el ser mágico resuelva el pequeño detalle de los seis millones de parados teniendo al Barça y al Madrid faltos de un milagro...
Resulta curioso que mientras la media España azulgrana anda refunfuñando sobre el 4-0 encajado contra el Bayern Munich y la otra media, la blanca, se está chutando dosis de autoestima para levantar el 4-1 recibido en Dortmund, ante el Borussia, ambos en Liga de Campeones, el Gobierno haya presentado las nuevas y drásticas medidas para luchar contra la crisis. El estratega comunicativo del Partido Popular es un genio.
"Aprovechemos que estarán cabreados por lo del fútbol y les soltamos las nuevas medidas y, de paso, que lo del paro se nos ha ido de las manos y ya son más de seis millones", habrá dicho. Y el presidente, que es un lince, habrá asentido bobaliconamente.
Y así estamos, que los irascibles titulares de la recesión, la no bajada del IRPF o los que vienen a decir que España está más hundida en la miseria que los pasajeros del Titanic 'moriran de finor' entre "Espíritus de Juanito" o "Mes que un club", lemas de unos y otros. O nos tomarán el pelo, como lo prefieras, amigo lector.
Por eso te decía al principio que ojalá el genio de los deseos que llevamos exigiendo desde hace años no se presente estos días. Que espere a que los alemanes terminen de humillarnos, primero vía la Unión Europea y después en esto del fútbol, para hacer acto de presencia, no vaya a ser que al lumbreras que se le presente se equivoque de deseo.
Porque el asunto no termina ahí. Somos tan cafres que si el genio se nos presentara con tres deseos, el primero sería que nuestro equipo pase, el segundo lo destinaríamos a que el rival no corra la misma suerte y el tercero lo invertiríamos en beneficiarnos a Paz Vega. O a Mario Casas. Por poner dos ejemplos.
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