Fantaseemos un poquito, que sale barato y daño no hace.
¿Qué promesas (de esas que ya se huele uno que jamás podrá cumplir) incluiría yo en mi programa electoral en el hipotético caso de que se encendiera de repente en mi conciencia la vigorosa llama de la vocación de servicio?
Que nadie se alarme: mi calidad de tabernero me ofrece suficientes oportunidades de sublimar las ansias de servir (en mi caso cañas y mejillones) a la sociedad. No entraré por tanto a formar parte de la abultada nómina de servidores (dios me libre de ocasionar más gasto) públicos.
Pero bueno, a lo que íbamos. Presento oficialmente algunos puntos innegociables de mi programa electoral para las próximas autonómicas:
1.-Blindar completamente los tramos de costa menorquinas que milagrosamente han permanecido vírgenes hasta la fecha para que lo sigan siendo en el futuro. Imposibilidad clara y absoluta de construir nada en playas vírgenes y su entorno.
2.-Reunir el churrigueresco catálogo de normas que actualmente rigen el asunto de las licencias, con todas sus vainas, contravainas e interpretaciones, y tirarlo con mucho cuidado a la basura, o mejor aún, quemarlo, no vaya a ser que acabe en el reciclaje de cartones y reaparezca (más enrevesado, si cabe) a la vuelta de la esquina.
3.- Elaborar unas nuevas normas claras; tan claras que si alguien pretende edificar una casa, reformar un predio o cambiar el color de su fachada pueda ser informado con exactitud y en un plazo máximo de treinta días naturales (y en una sola ventanilla) de si puede o no puede hacer lo que desea, y en su caso se le informe con claridad sobre las soluciones alternativas que sí se le se le permitirían realizar.
4.- Como medida de apoyo, cerraría con carácter irrevocable los negociados (y despediría a sus integrantes) que sobrepasaran ese límite de treinta días en dar una contestación prístina, en forma de permiso o de denegación fundamentada.
5.-Auparía el rango institucional de la Consellería de Turismo (quizás adjudicándole la vicepresidencia), ya que prácticamente vivimos de ello. Encargaría a tal Consellería la misión de desenmascarar a quienes han mantenido obturado el desarrollo turístico (de nivel) en Menorca. Por ejemplo investigaría en quién recae la responsabilidad de que el Rocamar no sea hoy un hotelito encantador sino un nido de ratas. Una vez localizado el sujeto o el ente, le invitaría a que explique a sus conciudadanos la razón de su extraño proceder. Paralelamente Instaría a los ayuntamientos de toda la Isla a que, en caso de que asuman como irrefrenable su pasión por la caza de brujas, la satisfagan por una temporada en los caladeros de los hoteles de todo incluido, dando con ello un ecológico respiro a los agroturismos, cuya cantera muestra síntomas de desazón.
6.-Obligaría, vía decretazo, a la colocación en todas las dependencias insulares de un cartel con la siguiente leyenda: "No resulta coherente predicar la conveniencia de atraer turismo de calidad mientras se expulsa de mala manera a Richard Branson o a Norman Foster y se da picana a Mercedes Milá o a Iñaki Gabilondo". Así mismo sería de obligada exhibición el siguiente aforismo: "El turismo de calidad requiere calidad", cosa que, pareciendo de sencilla comprensión, ofrece no obstante ciertas dudas: sin ir más lejos, ¿hacer obras en julio y agosto frente al yate de un turista de calidad resulta plausible a este propósito?
7.-Encargaría a esos despachos que actualmente se dedican a buscar (a cámara lenta) tres pies al gato, un estudio exhaustivo que debería responder a dos cuestiones: A) ¿Cuántas personas tenemos en nómina pública dedicados a emitir informes con estudiada parsimonia?, y B) ¿Quién ha jugado un papel relevante en la destrucción del saludable estado turístico y mejor proyección de que gozaba Menorca en los ochenta y primeros noventa?. La idea sería que la sociedad civil tuviera una idea exacta de quienes han arrastrado a la Isla a la penuria en que se encuentra actualmente y por qué lo hicieron.
8.- Quienes (por mor de esos informes) resultasen culpables del marrón, serían conminados a viajar por el mediterráneo (pagándose los gastos con sus ahorrillos) a fin de que comprendieran cómo la cutrez destruye a la larga más territorio y más calidad de vida que la excelencia. La Manga del Mar Menor y la Costa Esmeralda serían visita obligada dentro del amplio tour; no así (lamentablemente) Corea del Norte, ya que se sale un poco de zona y el visado resulta problemático de obtener, aunque aportaría valiosas enseñanzas sobre cómo el dogma entristece el espíritu.
9.- Los políticos recibirán sus sueldos según los resultados visibles de su gestión (ley del mercado). Una votación popular dictaminará quién ha supuesto un valor añadido para la comunidad (será generosamente retribuido) y quién demostró ser prescindible (se tendrá que conformar con el salario mínimo interprofesional, o multa en su defecto).
10.-Declararía cerrado sine die el mercado de otoño de mega rotondas.
Continuará…