Me cuesta nombrar simplemente Francisco a su Santidad el Papa. Es como si estuviera en su tratamiento demasiado despojado de su altísima dignidad. Dicho lo cual, tengo prisa en decir que el papa Francisco sigue afortunadamente, con esa arrolladora personalidad de cuando era arzobispo y viajaba por las calles de Buenos Aires en autobús.
Dicen que ahora en el Vaticano vive en un convento y que a veces, viaja en un utilitario, más propio para un seminarista humilde que para un Papa. Lecciones para quien quiera tomarlas de humildad y cercanía.
Hace unos días en una larga y para algunos, sorprendente entrevista, su Santidad entre otras cosas dijo: «Jamás fui de derechas». Vaya disgusto que se habrá llevado el partido de Rajoy. Aunque eso para nada quiere decir que el Papa sea de izquierdas. Su altísima dignidad eclesiástica es universal y liberada de algunas humanas apetencias. En cualquier caso en él debemos confiar los católicos.
Algunos parecen sorprendidos por ver a un Papa viajando en un desvencijado utilitario. Flaca memoria. La Sagrada Familia utilizaba en sus viajes a una humilde borriquilla.