La carretera general es una de las infraestructuras básicas de la Isla. Su mejora es imprescindible y el proyecto que se ejecute ha de tener visión de futuro y ha de respetar las características específicas de una Isla que se caracteriza por su paisaje. De hecho, la declaración de Reserva de la Biosfera contempla el equilibrio entre la conservación medioambiental y la actividad económica y social.
El Consell ha realizado un esfuerzo considerable para ajustar el proyecto de las rotondas soterradas, para conseguir el impacto mínimo sobre el territorio. Incluso plantea que para la adjudicación de las obras del tramo de Maó a Alaior se puntuarán las propuestas que mejoren este aspecto.
La fuerte oposición a este proyecto nace de una preocupación por la conservación de una imagen de la Isla que nadie quiere perder. Debería ser posible alcanzar un acuerdo suficiente sobre el diseño de la reforma, ya que los objetivos son compartidos y las aspectos técnicos no han de ser un obstáculo insuperable.
Lo que es evidente es que la inversión de 30 millones en la Me-1, que no es posible desviar a otros fines, no puede perderse. Sería una grave irresponsabilidad.