Nunca pensé que llegaría el momento pero sí, lo tengo que reconocer. Me levanto pronto para llegar de las primeras al kiosco, tal cual viene el repartidor allí me planto, y cortando Ana -la librera de Fort de l'Eau- el precinto de los periódicos le robo uno al vuelo. «¡Apúntamelo Ana!» Con pasos apresurados vuelvo al hogar, y mientras humea mi primer café de la mañana humedezco la yema de los dedos para pasar páginas y llegar a 'clasificados', Ahora el índice es el protagonista de mi inercia de buscar el enunciado que diga 'hada madrina', y es que busco una «¡hada madrina!». Este es el momento cuando una, uno lo lucha todo, llama a las puertas y no consigue que le abran es cuando debe actuar 'la esperanza' con su varita mágica. Trabajo, comida, salud, dinero, amor, búsqueda de bebé… A veces estas acciones necesitan de un toque mágico, cuando ya lo has intentado todo, te has esforzado. Existe el pensamiento de que 'nunca es suficiente' de que siempre puedes hacer más para conseguir tu objetivo, pero eso puede ser contraproducente porque llega la obsesión 'del por qué a mí no me sale lo que yo quiero'. Puedes leer libros de superación, ver vídeos de gurús, ir a psicólogos,… pero lo importante es no perder la cabeza, relajarse, insistir en lo que quieres pero con la madurez de que saldrá cuando tenga que salir.
Hay personas que «Intentan no pensar en un oso blanco» como le dijo a Tolstoi su hermano. Cuenta el escritor ruso que su hermano le puso una dura prueba para formar parte de su club: «quédate en el rincón hasta que dejes de pensar en un oso blanco». Pero el joven Tolstoi fue incapaz de conseguirlo. Se quedó en el rincón pensando durante horas en osos blancos. Según los psicólogos son «pensamientos no voluntarios o invasores en la mente». Se trata de un fenómeno bastante universal, «muchos podríamos preocuparnos y dudar de si somos o no obsesivo-compulsivos» porque los síntomas se presentan en un gran número de personas consideradas «normales». Y lo que le sucede a Tolstoi con el oso blanco «es lo que nos pasa a todos cuando queremos dejar de pensar en algo». «Cuanto más luchamos contra la idea, ésta se hace cada vez más frecuente e insistente. No deja de volver y volver a la cabeza. Siempre que deseamos dejar de pensar en algo logramos el efecto contrario». Como a veces es irremediable pensar así, propuesta: ¿por qué no nos aliamos con el cerebro? en vez de pensar en 'osos blancos' pensemos en 'hadas madrinas' con la idea o voluntad de que esa persona alada-imaginaria hará equipo contigo mismo. Una manera de distraer a la sesera de que llegará el momento de conseguir lo que quieres o por lo menos de que se le parezca sin obsesionarse.
@sernariadna