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La felicidad se siembra

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Hoy es el día de mi chica. Mi niña que cumple un año de vida. Es maravilloso. La obra de arte más perfecta, el ser humano. Y que las mujeres seamos como las muñecas rusas, las Matrioscas -de una muñeca sale otra, y otra, y otra...- ¡es un milagro de vida! Hoy por hoy, junto con el hombre, estamos contribuyendo a la continuidad de la especie. Por eso hay que agradecer a las mujeres que sean porteadoras de la futura humanidad, durante nueve meses. Pero también hay que exigir a las mujeres que asuman la responsabilidad de amar y educar a la descendencia. Este verano, hemos descubierto que hay madres que se creen ser Saturno devorando a su hijo, -un óleo de Goya perteneciente a la serie de las Pinturas Negras-. Creen tener el poder de dar vida y de quitarla. Y no.

Damos vida a humanos, a personas con sus derechos y sus deberes. Nos toca ejercer de madres y guías para la nueva generación. No creamos ser superwomans, ni las villanas de una película de Batman. Somos personas con nuestras virtudes y defectos. Y cuando no podemos con el día (trabajo, casa, bebés) debemos delegar en el padre de la criatura, abuelos, suegras, cuñadas, personal externo... No olvides que tu hija, hijo será tuyo toda la vida, pero puedes y debes compartir. Y si nuestra cabeza está enferma de pensamientos perturbadores es aquí cuando debes de ser más madre que nunca y dejar a tu hijo, hija a recaudo de personas sanas, coherentes o instituciones hasta que mejores. No quiero citar sucesos recientes porque son espeluznantes.

Después está la segunda responsabilidad, además de dar amor es educar. ¡Qué importante es la edad de menos uno a tres años!. Según los expertos es cuando se forma la personalidad de la pequeña persona. Por eso le regalo a mi hija para que comparta con niños como ella «Supervan Family», un espacio en Facebook para entender a nuestros hijos más pequeños. Para que sean personas de provecho para sí mismos. Lo demás es secundario. Porque si te centras en lo secundario -la competencia para que tu hijo sea más que nadie; o pasas de él y no le das su lugar ni protagonismo-, puede ocurrir que un día -como ayer presencié- en que te insista tu chaval desde el telefonillo para que le abras la puerta de una manera brutal y vociferando improperios dirigidos a quien le dio la vida. Y me pregunté, cuánto amor se habrían procesado ambos, como fue la educación para que delante de sus amigos hiciera ese número. Ídem con sus amigos, para que sin inmutarse, sentados en el patio, esperaran a que esa madre les abriera la puerta.

Felicidades Amae, mi amor.

@sernariadna

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