La orfandad beligerante de exigencia hacia el gobierno y el partido que lo sustenta, sin que el votante sea capaz de ponerse serio, a la hora de rendir cuentas en las urnas por los incumplimientos del ejecutivo, acaban siendo el reflejo de una ciudadanía laxa, manejable, y por ende utilizable, para llevar a cabo los deseos partidistas de unos pocos en detrimento de una mayoría, que ha dado como consecuencia una democracia débil, insegura y fácil de fragmentar a la hora obligada de tener que actuar unidos como si en lo que verdaderamente importa fuéramos una sola autonomía llamada España. ¡No, qué va! Aquí hay gente que solo piensa en que su grupo es lo importante. A fin de cuentas es la mano que le da de comer. Las autonomías con problemas enquistados, entre otras cosas por la singularidad de su situación geográfica, allá se las compongan, por eso no se ha tenido ningún pudor a la hora de decir «España ens roba», sin importarles aquella dura realidad de lo que le dijo la cazuela al cazo «apártate que mancho».
Es muy duro tener que asumir que a veces, en nuestras flaquezas políticas ponemos «a la zorra a guardar gallinas».
Ahora que las elecciones generales están asomando tras las esquinas de las urnas, me pregunto si por si mismos o por pactar incluso con quien antes han criticado como sucedió cuando decían aquello de «Pujol enano, habla en castellano», y de esta suerte el PP vuelve a estar en el gobierno, no me digan que no será para soltar la carcajada tener que escuchar aquello de «lo que estamos haciendo es por culpa de cómo nos han dejado el país». A fuerza de haber estado cuatro años repitiendo la misma cantinela, el lapsus linguae está garantizado. La señora Cospedal sabe algo sobre unos más que clamorosos lapsus linguae, cuando no se sabe muy bien si la lengua pronunció lo que pensaba la cabeza o la cabeza soltó las riendas sobre lo que la lengua dijo, como un escupitajo verbal: «Hemos trabajado mucho para saquear nuestro país». Usó el verbo saquear cuando lo que se quería decir era sacar. Semejante pifia se le coló a la Cospedal como se cuelan las inmundicias, por el sumidero de un albañal. ¡Hombre! Culpar al gobierno que ha gobernado España los últimos cuatro años, ciertamente más por vía decreto que buscando apoyos como una forma de coparticipar de la discusión política, pues sería para verlo tratándose del mismo partido. Y posiblemente con la repetición de algunos ministros/as.
A ver ahora a quien le echan la culpa, aunque barrunto que ya puestos, se la seguirán echando a Zapatero, cuando se adolece de una cierta pobreza de calidad política, se puede esperar eso y más. Aún hay quien culpa del pecado venial a Adán y a Eva. Qué tiene, pues, de extraño, cuatro años más tarde seguir utilizando a Zapatero como sumo hacedor de todos los males que nos afligen porque la verdad yo no veo al señor Rajoy culpando al señor Rajoy de lo mal que han quedado los derechos de los trabajadores, ni de que España, pongo por caso, con el Rajoy de la última legislatura, haya alcanzado una deuda del 100 x 100 del producto interior bruto. Ni los salarios escurridos, ni la precariedad laboral, ni la abrumadora y vergonzosa corrupción.