Que mejor día que hoy para estrenar Supervan Family. Alguna vez he firmado así algunas de las columnas pero nunca he tenido un espacio específico que la identificara. Creo que ahora es el momento, el día de sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. El día de la magia y de la ilusión, por mucho que les pese a algunos alcaldes, como el de Valencia. Menudas mamarrachadas hacen en un día que es para los niños y que muchos padres y familias nio preocupamos de mantener como algo auténtico. Y es que estamos hablando de tradiciones. En algunos colectivos de padres se habla de hacer una «revisión de las tradiciones», me explico. Es una cuestión de educar a nuestros hijos y en todo manual de instrucciones de 0 a 3 años en adelante se dice que no hay que mentirles.
Imagínese cuando le dice a sus hijos que los Reyes de este día no existen, o que se enteran en el colegio y ya tus hijos te tachan de mentirosa o mentiroso y empiezan con sus primeras desilusiones o desconfianzas hacia tu persona. Y tú lo único que querías era darle toda la ilusión y la alegría que transmite esa magia que la mayoría compartíamos. Así que se me ha ocurrido que antes de «revisar ciertas tradiciones» decirles a nuestros hijos lo siguiente: «Los Reyes existieron en un momento de la historia pero no son eternos. Hicieron una función muy bonita que fue entregar presentes a modo de ofrenda a un niño que iba a ser en la historia alguien muy especial. Iba a dar humanidad al mundo. Entonces a estos Reyes los padres les hemos dado vida soplándoles ilusión y magia para que en este día niños como vosotros podáis disfrutar de ciertos presentes a modo de regalos. Por eso mismo los padres ayudamos a los Reyes Magis en la elección de los juguetes que habéis pedido».
ES UNA FORMA de decirles la verdad sin perder la magia, sea para Papa Noel o el Ratoncito Pérez. Porque es muy importante que los niños sepan que sus padres no les mienten, porque después las consecuencias pueden ser muy grandes. Hace unos cuantos años una amiga le tuvo que poner gafas a su hijo, que debía tener entre 3-4 años y en el momento de realizar la compra de las gafas le dijo su madre: «Estas gafas son un antifaz de héroe así serás como Spiderman, Carlos» (nombre ficticio), a lo que Carlos le contesta a su madre: «Mamá no me mientas son unas gafas que sirven para ver». Cuando me lo contó mi amiga vi en su rostro y sentí en su tono de voz que le había fallado a su hijo y que no podía ser que le mintiera, quedando así abrumada de que su propio hijo, un niño de tan corta edad la rectificara a ella de aquella manera tan limpia y directa. María le dejó de hablar así y empezó a hablar las cosas y situaciones por su nombre.
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