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Dietario

¿Quiénes somos, adónde vamos?

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VIERNES, 12
Releo la última entrada en el dietario: «Y Sánchez cogió su fusil», decía, y añadía «continuará». Pues bien, el líder socialista lo utilizó primero para disparar fuego graneado en forma de consulta a las bases sobre los belicosos barones de su partido (una oferta siciliana que no podían rechazar), y luego le puso una flor a su cañón, como en la revolución portuguesa de los claveles, para iniciar el diálogo en serio con las diferentes formaciones políticas. A algunos se les heló la sonrisa ante la posibilidad de que pudiera tener éxito (poco probable) y fueron desapareciendo los chascarrillos sobre el recluta (recordando a Bamby) a medida que se prendía los galones y se le ponía cara de carisma.

Por su parte, un PP catatónico por el tsunami de la corrupción que asuela su partido, aferrado a un rancio discurso sobre el sentido común, sacando a pasear el espantajo de ETA por parte de su jurásico ministro del Interior, y el coco de los Mercados si entraran los podemitas, continúa su camino hacia un bien ganado ostracismo a pesar de sus buenos números macroeconómicos. Posiblemente haya llegado el tiempo de un nuevo centroderecha, moderno y sin caspa, con el actual partido popular relegado a la extrema derecha que es donde le quiere (y le empuja constantemente) su batería mediática…

Las preferencias de la gente, según las últimas encuestas, van hacia un gobierno de socialistas y ciudadanos con la abstención del PP por «sentido de Estado» (la improbable madre del cordero). Es una opción de estabilidad y cambio tranquilo si exceptuamos el previsible enroque de la cuestión catalana, que no es peccata minuta, y teniendo en cuenta la prevención, cuando no miedo, a los podemitas por parte de quienes no les votaron. Quizás necesiten unos años de rodaje institucional antes de asaltar el cielo (Pablo Iglesias dixit). Y el recluta Sánchez y sus líneas rojas, tiene un grave problema: ¿Cómo puede pretender cambiar la Constitución, el buque insignia de su programa, sin el concurso del PP?

SÁBADO, 13
Mientras los agujeros negros bailan un frenético rock and roll generando esas ondas gravitacionales que había intuido hace cien años Albert Einstein, nosotros escapamos del radio de acción acústico de Sa Pescateria para refugiarnos en el reino forquillero de Raquel, cerca de la Explanada, donde asediamos a una incauta pepera para asestarle un implacable discurso sobre la España plurinacional (mesquina), mientras van cayendo tintos y tapas. La veo aliviada porque ella se esperaba un ataque sobre el flanco de la corrupción, de más difícil defensa por mucho que Rajoy proclame que ya no pasará por ninguna… ¿Hasta ahora, sí lo hacía?

DOMINGO, 14
Dice «Es Diari» que el puerto de Mahón pierde peso (agua sí ha ido perdiendo y puede que redunde en el peso global y en la espantada de grandes cruceros). Se recupera la tasa de nacimientos en la Isla (o se detiene su caída galopante). Se vende semen por internet. En Latitud 40 un amigo reivindica el ateísmo y le matizo que sí, siempre que sea por la gracia de Dios. Comentamos la insólita severidad de algunos jueces con titiriteros y presuntos acosadores cibernéticos. Veo dos enormes partidos en la cúpula de la Premier. Dimite la lideresa Esperanza (no hay nadie que dimita mejor que ella, sin irse del todo y convirtiendo la huida en una gesta). El partido alfa de la derecha española parece desintegrarse. Javier Marías en «El País Semanal» desmonta sin misericordia a Podemos. El «Abc» dice que España es el país con menos desigualdad de Europa. Messi homenajea a Cruyff con un penalti inolvidable. Me cuesta conciliar el sueño: balones y redes voltean en mi noria neuronal. Me prometo a mí mismo no ver nunca más tres partidos el mismo domingo…

MARTES, 16
El formato dietario me permite rectificar, modular y burlarme de mis propias contradicciones desde el viernes en que lo inicio hasta el siguiente jueves, cuando doy las últimas pinceladas para podérselo remitir a Vanessa Aracil de Opinión, de manera mínimamente presentable y coherente a pesar de una realidad tan caótica como vertiginosa. Hoy mismo, y a pesar de la palabrería, la corbata de Pablo Iglesias me hace presagiar un acercamiento a la casta y al pacto que hace un par de días me parecía improbable. Veremos (me quedan dos días para rectificar).

MIÉRCOLES, 17
Las inasumibles propuestas de Iglesias en las que el referéndum catalán sería lo de menos dado el calibre del gasto social propuesto y la bolivariana pretensión de que el Gobierno controle jueces, fiscales y los contenidos de la radiotelevisión pública, entre otras perlas, me vuelven a hacer pensar que no habrá pacto de izquierdas, que no debe haberlo. Y menos mal que se me ha acabado el espacio.

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