Puede que me equivoque pero IU o lo que queda de ese histórico partido, pactando con Podemos acaba de arruinar el patrimonio que aún le quedaba. Alberto Garzón se dará cuenta más pronto que tarde que esos escaños que le puedan venir el 26-J (dicen que uno por cada seis de los que consiga Podemos, lo que bien podrían ser ocho, quizá alguno más) son en puridad escaños prestados, toda vez que no emanan directamente de los votantes de IU.
Según las encuestas, el partido de Garzón está subiendo en intención de voto. Algunos politólogos se aventuran a decir que podría tener los mismos escaños por sí mismo que los que pueda tener de esa extraña dualidad con otro partido. Por cierto, estas son las horas que aún no sabemos qué clase de izquierdas son, quizá porque ni ellos mismos saben aún cómo aglutinar bajo un nombre la pluralidad de ideas que forman o conforman Podemos, nombre que no compromete ni a izquierdas ni a derechas.
Cuando se termine la próxima legislatura, ¿cómo piensa separar Garzón a la gente de IU de los de Podemos?, ¿ha pensado que podría ser absorbido? No creo que la orfandad de votos de IU se corrija pactando con Podemos. Más bien podría suceder todo lo contrario.