Los referéndums los carga el diablo. El Reino Unido, que ya no está tan unido, se plantea si abandonar la Unión Europea, cuya unión se tambalea. Preguntan al pueblo, a ver qué sale, y según lo que sale, el Reino Unido sale. Lo que se llama brexit. Otros pueden seguir el ejemplo. Es tiempo de rupturas y separaciones, de consultas populares que nos desgarran y enfrentan, de mucha incertidumbre flotando en el ambiente. Cuando falta cohesión y solidaridad, nos polarizamos. El 23 de junio pasaremos de las elucubraciones contradictorias a los hechos consumados. Ya no se trata de prometer o amenazar, sino de celebrar o lamentar. Ya veremos. Habrá que fundar una ONG: Aduaneros sin fronteras. Hay una tendencia creciente a poner vallas y delimitar territorio para poder separar mejor a los de dentro y a los de fuera. Los ingleses se igualarán con los senegaleses en lo de ser extracomunitarios. O puede que la UE se resquebraje y cada oveja vuelva a su redil. Los enemigos son poderosos y difíciles de contener. Muchos ya están dentro. Otros a las puertas, dinamitando la idea de Europa.
La Eurocopa muestra imágenes antagónicas: jugadores y seguidores de diversos equipos luchando por una ilusión común, que los une por encima de sus naturales diferencias… y fanáticos violentos enfrentados a muerte por las calles francesas, destrozándolo todo a su paso. Y todo bajo la amenaza insidiosa del terror yihadista. Cara o cruz.