Cuando eso del europeo de las elecciones futboleras (Eurocopa), acerté a ver, bocabadai, una Alemania contra no sé quién. En realidad, lo que me llamó la atención fue el paralelismo entre el seleccionador alemán, señor Joachim Löw (apodado Jogi), y el señor presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont Casamajó. Ambos dos lucen un envidiable poderío capilar, dejándoselo crecer y caer sobre la testa en un curioso desorden, o sea con absoluta libertad. A cierto periodista le dio por decir de Puigdemont «que llevaba una fregona sobre su cabeza». Pues el tal Jogi tres cuartas de lo mismo.
Confieso que un pelín de envidia sí que dan esas dos exageraciones capilares que sus dueños se permiten no peinarse, dejándose los pelos cual zarzas invasoras, cubriendo testa y frente, dejando aparecer los ojos en la vecindad de la fronda capilar. De ambos peinados no se puede decir que sean un ejercicio de buen gusto, ni siquiera una prueba de dominio velludo. Más bien me parecen testas desordenadas, dándole la razón al periodista que a la del Molt Honorable la calificó de fregona o de mocho. Claro, que al susodicho periodista le faltó tiempo para sacarle punta al lápiz.
Me imagino a Joachim Löw y Carles Puigdemont fotografiados juntos. Un homenaje al bulbo piloso.