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Sin flash

El hombre tridimensional

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Cita para un análisis clínico a primera hora de la mañana; por la tarde, partido de pádel; y después al cine para ver un dramón sentimentaloide de esos que te dejan hecho polvo… Resumiendo: sangre, sudor y lágrimas.

Ese día se enteró por la prensa de que el corredor mediterráneo no es un menorquín que participa en el trail del Camí de Cavalls. Las cosas son más complejas de lo que parecen a simple vista. Cada vez que tiene lugar un congreso mundial de móviles en Barcelona, el tiempo se acelera hasta causarnos vértigo.

¿A dónde iremos a parar? El hombre bidimensional que describió Marcuse deja paso al hombre tridimensional, o sea, de tres dimensiones. Ya no basta saber si eres de izquierdas o de derechas. Casta o anticasta. Separatista o unionista. Eso da una imagen plana e imprecisa en los tiempos que corren y sirve más bien poco para manejar la realidad. Como ser del Madrid o del Barça, cuando esa identificación va más allá del aspecto meramente deportivo. Se entremezclan la pasión política y la fobia al adversario. Demasiadas similitudes entre los forofos, a pesar de las diferencias de historial y de colores.

Estamos habituados a las dos dimensiones y las relaciones de este tipo pueden resultar una pizca tendenciosas o superficiales. Inducen al enfrentamiento y al mal rollo. Necesitamos urgentemente, si queremos convivir mejor y más felizmente, incorporar la imprescindible dimensión de profundidad.

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