Viernes 3
Leo en una interesante Contra de «La Vanguardia» las declaraciones de un tertuliano casi profesional, Joan López Alegre a quien el entrevistador pregunta si se prepara bien las tertulias. «A las ocho de la mañana tengo leída la prensa del día y a todos los articulistas de cabecera…», responde ufano para a continuación desgranar una pequeña lista de comentaristas, todos de la misma cuerda, la suya, no importa cuál.
Y lo traigo a colación porque la puntualización del tertuliano es extraordinariamente significativa de una de las derivas más preocupantes de nuestros tiempos, la tendencia a parapetarse en la propia trinchera y buscar solo las opiniones que corroboran los prejuicios y obsesiones de uno en lugar de buscar la enriquecedora ósmosis con opiniones diversas cuando no opuestas y estar dispuesto siempre a cambiar de opinión si las razones ajenas son suficientemente convincentes. Poco de eso se advierte en medios de comunicación y no digamos en las telarañas del «me gusta». El piñón fijo es otra de las divisas de los tiempos, y además, tenerlo a gala: «Yo siempre he pensado lo mismo», «yo siempre digo» te espetan con orgulloso énfasis. Pues qué aburrimiento, pienso inevitablemente…
Para rematar la entrevista se le solicita al entrevistado un manual para llegar a ser un tertuliano de provecho. Atención:
-Acuña titulares-Ten desparpajo-No salgas pensando «debería haber dicho»…-Clávala, no te cortes-Si coges el balón no lo sueltes-Conviene algo menos de ciencia y algo más de jeta…
Los profesionales de la duda y algo timoratos lo tenemos claro.
Sábado, 4
Tumultuaria antesala del tardeo en Sa Pescateria/ Peixeteria (nunca sé cómo decirlo, ¿tradición o corrección?), de la que huimos despavoridos tras comprobar mi mujer y yo que probablemente lideramos el ranking de edad y después de saludar a unos amigos ciutadallencs (si hasta ellos se aventuran por estos pagos es que el asunto tiene que ser peligrosamente de dalt de tot). Si a todo ello añadimos que la agudeza auditiva de un adolescente de la vejez es inversamente proporcional al ruido ambiental, la huida está más que fundamentada…
Tarde sabatina tranquila y sosegada repasando artículos de opinión de amplio espectro que el miércoles resumiré y comentaré en la radio de Diana. Me quedo con la columna de Quim Monzó en «La Vanguardia» titulada «Una gran idea» en la que explica como la Corporación Noruega de Medios Audiovisuales, que es la compañía pública de radio y televisión del país nórdico, ha introducido una novedad sorprendente que consiste en que todos los que quieran escribir un comentario a un artículo tienen que pasar previamente una prueba para verificar que antes de opinar se lo han leído… ¿Sorprende y no sorprende? Al dietarista, la idea le entusiasma.
Domingo, 5
Aprovecho la mañana primaveral para irme de paseo con el anciano y cegato Allen, llevándome no solo las correspondientes bolsas de plástico por si las urgencias sino uno de los colirios con los que humedezco sus resecas córneas varias veces al día. Vamos a uno de mis lugares predilectos, la Cala de San Esteban, Sa Cala, que recorremos de arriba abajo hasta sentarnos en un banco desde el que se observa la majestuosa Mola. Allí observamos (en el caso del perro es un decir) el tráfago de veleros que orzan con singular plasticidad cuando salen de las lindes del puerto. Y me olvido de Trump y esos otros ultras domésticos del camión infame de penes y vulvas a quienes nunca prohibiría su exhibición de ignorancia. Más vale que se pongan en evidencia.
El mundo va muy mal, le digo a Allen frente a La Mola, pero tú y yo xalamos. En pie, viejo, volvemos a casa. Pues va a ser que no, no puede con su alma. El adolescente de la vejez tiene que coger en brazos al viejales e iniciar un penoso camino de vuelta hasta el coche. Sic transit.
Martes, 7
Me congratulo del regreso de Tomeu Gili a las páginas de «Es Diari», compañero lletraferit de tantas aventuras periodístico-literarias y querido amigo, quien a sus ochenta y seis años sigue usufructuando (utilizo en su honor un verbo que le encanta) una calidad literaria fuera de toda duda, así como un lúcido pesimismo. Ahora se nos declara, sin ira ni amargura, «en expectativa de muerte», como lo hacía Leonard Cohen cuando en su último disco recitaba su I'am ready, my Lord (estoy preparado, Señor). Pero estoy tranquilo, Tomeu goza de una mala salud de hierro solo agravada por su funesta manía de leerse los prospectos de sus múltiples medicamentos. Le prescribo vía telefónica que deje inmediatamente tan insana costumbre.
Miércoles, 8
Educadas presiones a los medios de información en base a dádivas publicitarias o veladas amenazas empresariales. Espionajes. Tinta de calamar en las redes sociales con burdas intimidaciones bolivarianas a periodistas. ¿Es la libertad de expresión una especie en vías de extinción?