La gente está desorientada, ¿Quién la guiará? El líder que lo consiga, buen político será. Parece un simple trabalenguas, pero es un silogismo actual y urgente, destinado a evitar sobresaltos mayores. Todo se transforma o metamorfosea y esperemos que sea de gusano a mariposa y no a la inversa. Los capullos cambian de aspecto (y los demás también) en un proceso imparable que a veces duele y otras veces no tanto. Hay una vivencia desigual de la crisis, como hay una vivencia desigual de la vida. No se puede apagar el Sol, pero sí ponernos a la sombra o reponer líquidos para no deshidratarnos. Europa está en la encrucijada y nosotros seguimos en la estacada. Hoy más que nunca hay que creer. La fe es una mirada interior que nos muestra lo que los ojos no ven. Frenar los radicalismos de todo signo es la única esperanza para que la convivencia no siga degenerando. Holanda demuestra que ello es posible, aunque no es tarea fácil en un mundo convulso donde el dolor se extiende como una plaga maligna. Quedan las elecciones en Francia y Alemania, donde también acechan la xenofobia y el We first.
Veamos esta aparatosa metamorfosis como una gran oportunidad de renovación y crecimiento. No dejemos que lo negativo tape los logros, mejoras, esperanzas y certezas.
Entonces uno se da cuenta de que tiene que estar agradecido. Porque sortear a la muerte es una suerte y aprovechar la vida no tiene que ser una oportunidad perdida.