Cuidado con lo pequeño porque puede ser muy poderoso. Y no solo porque a estas a estas alturas de los tiempos es sabido por todos que tanto el mejor perfume, como el más terrible de los venenos se guarda en frascos diminutos, o porque comprobemos, compra tras compras, que en los supermercados lo único que suelen guardar bajo llave son las cosas chiquititas como las maquinillas de afeitar. Aunque al ritmo que añaden hojas a cada maquinilla dentro de poco hará falta una carretilla para poderte llevar la nueva Gilote Plus con chorrocientasmil cuchillas de doble hoja y un trillón de tiras de aloe vera para un afeitado más que perfecto.
Recordemos a Kyle MacDonald, aquel joven canadiense que allá por el 2005 donde los concejales de urbanismo hacían su enésimo agosto, consiguió cambiar un clip rojo por una casa. Colgó su clip en la Red y fue pidiendo que alguien se lo cambiará por algo un poco mejor, al principio le dieron un lápiz, luego un picaporte, y así hasta que 14 trueques después consiguió su casa. Se imaginan, queridos lectores, al precio que se está poniendo de nuevo la vivienda que consiguiéramos la casa por un clip, sería una lección para los avaros bancos sin duda alguna. Tenga señor banquero, vengo a saldar mi tiránica e inmoral deuda, que generé porque usted me lo dijo, a cambio de este bonito clip rojo, que le aproveche el beneficio millonario de este mes.
Actualmente lo que lo peta, más que una bolsa de torrijas light, es la nanotecnología. Hablando de torrijas, que gran faena es la Semana Santa para todos aquellos que están con la operación bikini, un auténtico suplicio. Se podía pegar la Semana Santa a la Navidad y nos comeríamos todos los dulces tradicionales del tirón. Y de esta manera se podría empezar, sin más presión, la lucha contra la báscula a finales de enero. Vaya, me he ido más por las ramas que un político intentando explicar la corrupción.
Como intentaba decir al principio del párrafo anterior, lo que lo peta hoy en día es la nanotecnología entendida como ese conjunto de técnicas para manipular la materia en la escala de los átomos y de las moléculas, que definición más guapa nos da San Google. Cada dos por tres aparecen noticias de nano robots que son la leche operando cosas increíbles, o de nano robots que son la leche destrozando vidas en su uso militar, apuesten a ver que fue primero. Nosotros ya nos quedamos flipados viendo como en un pendrive del tamaño de un cortaúñas se podía guardar toda la música editada en el mundo, o todos los libros de la historia de la humanidad, desde «El Quijote», hasta el de «100 recetas para tontos que no distinguen un huevo de un tomate», imaginen nuestra estupefacción ahora con el poder tan abismal que alcanza lo pequeño.
Lo pequeño incluso puede dar miedo. Sé que algunos pensaran que sería más raro que encontrarse un zombi vegetariano nadando tranquilamente en agosto en alguna playa menorquina, más que nada porque todos sabemos que nadar tranquilamente en agosto en nuestras playas es casi imposible, pero imaginen una pequeña revolución apocalíptica de lo pequeño donde se alíen el picudo rojo, la bacteria xylella fastidiosa, y una nueva cepa del virus de las vacas locas, nuestra isla se iría al carajo en menos tiempo que un turista inglés se aprieta una jarra de sangría.
Así que mientras otros siguen despistados con los grandes fastos y las obras faraónicas, nosotros vigilemos lo pequeño, porque ¿lo importante de un contrato es en que tamaño de letra está? Feliz jueves.