Donald Trump sigue pateando a casi todos los ciudadanos y tropezando de vez en cuando. Su falta de sentido común y de capacidad de dirección hace que su gobierno sea un continuo de graves errores y tropiezos con el sistema. Su primer tropiezo grave ha sido con el sistema judicial que ha paralizado por dos veces las leyes sobre inmigración que él quiere imponer.
Trump quiere impedir que entren musulmanes en EEUU, excepto los que tienen negocios con él, naturalmente. Eso estaba claro en su decreto, en el que impedía la entrada de inmigrantes de siete países musulmanes pero no incluía países como Arabia Saudí, donde él tiene intereses económicos. A la vez daba facilidades a cristianos de países como Siria. En Estados Unidos no se permite discriminación basada en religión y por eso los jueces por dos veces han parado sus decretos.
Por desgracia y a pesar de que los decretos no están aún en vigor, los agentes de control de entrada actúan ahora activamente contra personas con nombres árabes, incluso aunque sean ciudadanos de Estados Unidos. Así hemos visto detenidos y retenidos durante bastantes horas en frontera personas como el hijo del fallecido boxeador Cassius Clay por tener nombre árabe.
El último tropezón lo ha dado con el Congreso. Trump quería liquidar la ley de Obama sobre seguro médico, el Obamacare, y poner una nueva que no era muy clara. El presidente del Congreso, Paul Ryan, había empezado a redactar y pasar a través de uno de los comités lo que sería el Trumpcare. Había mucha oposición, se veía que unos 20 millones de ciudadanos perderían el seguro médico en unos pocos años. Mucha gente empezó a ponerse nerviosa y protestar.
En Estados Unidos, cada miembro del Congreso es elegido en un distrito. Así los congresistas acostumbran a ir periódicamente a su distrito a explicar a los votantes lo que se está haciendo en Washington y su posición en los asuntos que tienen que ser votados. En las últimas semanas, votantes en muchos distritos electorales fueron a protestar en esas reuniones a su congresista. Se organizaron manifestaciones y protestas. Los congresistas sintieron esa presión, en particular los que quieren ser reelegidos en 2018. Eso hizo que algunos republicanos no quisieran votar a favor del Trumpcare.
Curiosamente los que realmente hicieron fracasar el proyecto de ley fueron los congresistas republicanos de la derecha más radical. Para estos el proyecto era demasiado liberal, querían más restricciones. Ante esta situación y en el último minuto, Trump, viendo que el proyecto de ley fracasaría en el Congreso, lo hizo retirar. Por tanto, después de tantos altos y bajos en el camino, el Obamacare sigue de momento vigente.
Después de este tropezón ha venido patada, patada a las regulaciones de Obama para reducir emisiones de CO2 y así cumplir con los acuerdos de París para proteger el medio ambiente y controlar el calentamiento global. Con cuatro decretos ley ha eliminado todas las restricciones sobre emisiones y pretende volver a un sistema energético basado en el carbón y en el petróleo. Muchas ciudades se niegan a aceptar ese camino y seguirán tomando medidas contra la polución y avanzando hacia el objetivo de ciudades verdes. Se luchará contra esas medidas de Trump, la cuestión es si habrá de nuevo tropezón o si él seguirá adelante con su plan.
Trump sigue culpando a diestro y siniestro de todos sus fallos. Nunca él hace nada mal, la culpa la tiene Obama o alguna de las multiples conspiraciones que según él se han montado. Sigue mintiendo y falseando los hechos sin ningún sentido de vergüenza. El periódico «Washington Post» tiene una sección dedicada a comprobar todo lo que Trump afirma. En esta sección se le otorga un pinocchio por cada falsedad. Después de 63 días de gobierno de Trump, el balance era de 317 pinocchios. Todo un récord para un presidente.