No sé cuánto le habrá costado hacer la letra y la música a Shakira y Lui Fonsi. Los estribillos del verano «Me enamoré» y «Despacito». Ni si quiera sé lo que están recaudando. Lo que sí sé que mi canción del verano y mi estribillo no es lo que marca el consumo de masas sino la canción que representaba mi hija en su festival de clausura de curso «La coqueta amb sucre». Y eso que el festival lo hicieron hace unos días atrás, pero mi hija me lo recuerda todos los días «qui la ballará la cuqueta amb sucre…». Hasta nos canta en la piscina a pleno pulmón, en emoción máxima, «S'àvia Corema». Así, que estoy en el trabajo con este estribillo de la 'coqueta' mientras otros a lo mejor canturrean 'despacito'. Y dichoso bis que no hay manera ni con un jarrón de agua helada de quitármelo. Podemos criticar las canciones del verano, sus frases pegadizas, pero las canciones de los festivales de nuestros chavales, qué.
Es curioso, que como padres nos preocupamos de que escuchen música, que tengan cultura musical, que afinen el oído. Y ya de paso si les trasmitimos el ritmo haciendo algún paso, pues mejor. Música clásica, jazz, pop,… Bailando al ritmo del compás de la música, dándolo todo con alguno de nuestros ídolos. Hasta que ponemos «La coqueta amb sucre» y ahí se desmelena mi chica. Primero se sorprende que tengamos la canción de su festival, después se pone contenta y en jarras, se contonea sobre sí misma. Y si la imitas haciendo que ella sea la cicerona, se le dibuja una sonrisa de par en par, como diciéndome «te mola mi flow, eh». Me hace reír mucho.
Qué sería de este mundo sin la música. Cuántas veces habrá puesto lector, la música, por la madrugada para tranquilizar al bebito. O en el coche cuando los pequeños no paran de protestar sin articular palabra. Cuando ya no sabes que hacer para calmarlo, último recurso la música. Es mi mayor defensa y paz. Los beneficios de la música en el infante son como las vitaminas al cuerpo, necesarios para crecer en el lenguaje, y en desarrollar las capacidades cognitivas. Además de que les transmite emociones, favorece la creatividad. En todas las escuelas conocidas, la música (a parte de clase de música), está integrada en el aula, como una herramienta más de relajación, de concentración. Sobre todo la ponen cuando cambian de dos ambientes muy diferentes, es decir después el patio que es toda adrenalina al llegar a clase sus corazones vana a tope y su mente no está lo centrada para atender a la actividad de la clase, así que ponen música para calmar un poco las emociones del juego, y redirigir sus cerebros. Invitarlos a hacer otra actividad que requiere de concentración.
@sernariadna