Los voluntarios de la Fundación Hospital de la Illa del Rei recordaron, este pasado domingo a la arqueóloga, archivera y bibliotecaria mahonesa Maria Lluïsa Serra Belabre (1911-1967). Al cumplirse el cincuenta aniversario de su fallecimiento hay que reivindicar la trayectoria intelectual, el trabajo de investigación y el compromiso de Maria Lluïsa con Menorca y su historia. Un busto situado junto a la basílica paleocristiana de la Illa del Rei -donde llevó a cabo excavaciones y estudios imprescindibles- recuerda y guarda su memoria. Explica el general Luis Alejandre. «allí, mirando a la bocana del puerto, hemos rendido un sencillo homenaje a María Luisa Serra».
En el antiguo hospital británico, cuya restauración y recuperación prosiguen, incansables, los voluntarios de la fundación encabezada por Alejandre se conserva la mesa del despacho que utilizaba quien desempeñó, con acierto y eficacia, la dirección de la Casa de Cultura de Maó.
La personalidad y la perseverancia de Maria Lluïsa Serra, que se vio obligada a luchar, hacerse valer y abrirse paso en unos ambientes -tanto culturales como académicos y políticos- dominados por los hombres, se asemeja al trabajo generoso, esforzado y constante del voluntariado anónimo que cada domingo se reencuentra para proseguir las tareas de reconstrucción del hospital naval construido durante las etapas del gobierno británico en el siglo XVIII. Acudieron familiares de Maria Lluïsa Serra Belabre y amigos de la docta historiadora menorquina, como Rosita Crespí, de 91 años, y Maria Palmer, de 74. También asistieron, en un acto que cerró la alcaldesa Conxa Juanola, integrantes de las nuevas generaciones de la sociedad civil menorquina comprometida con la salvaguarda del patrimonio de la Isla. Intervinieron Antoni Casasnovas, en nombre del Ateneo, y en representación de los voluntarios se dio lectura a un mensaje de Pedro Engel. La vigencia y el sentido del ejemplo solidario de Maria Lluïsa Serra.