Algunos individuos que trabajan de políticos, viendo que se están enriqueciendo con el dinero de los chanchullos, siguen y siguen, tanto que acaban descubriéndoles. Enseguida sale el partido que les cobija para decir que fulanito es un hombre y un político honrado y que tiene toda la confianza del partido. Pero la mancha de la corrupción no es como la de la mora que con otra mora se quita. Una vez que la noticia es pública es normal que se ponga en práctica el acoso y derribo por parte de la oposición a la que todo tipo de prensa no hace ascos. El partido guarda silencio, a ver si «después de llover escampa».
A veces, en una huida hacia delante se dice que ningún juez lo ha imputado, pero al final aparece el juez que empieza a sacarle punta al lápiz, y entonces el corrupto viendo las orejas al lobo, hace desaparecer todas las pruebas posibles, aunque acaba siendo material de un largo e interminable sumario judicial, y lo que pasa, es que «la mierda cuando más se remueve más huele». Los de la prensa cuando le echan el ojo encima a una personalidad del partido le preguntan por el corrupto, entonces como en un disco rayado, sea quien sea del partido que conteste, dirá: «No mire... esa persona por la que usted se interesa ya no está en el partido». Pero oiga ¿ustedes se creen que somos idiotas? Yo no le pregunto lo que está haciendo ahora si no por lo que ha hecho cuando estaba en el partido. No piensen que somos lo idiotas que a ustedes les gustaría que fuéramos.