Dicen que el refranero es sabio y compruebo que está lleno de refranes acerca de las hierbas, refranes positivos como los que aseguran que «hierbas amargas la vida alargan» o «hasta San Juan, toda la hierba es pan», y también refranes negativos como el conocido «mala hierba nunca muere» o «año de hierba, año de mierda». Hoy está de moda lo de las hierbas que llaman dietéticas, palabra, «dietética», que el diccionario define como «disciplina que trata de la alimentación conveniente». Ya hay quien dice que somos lo que comemos, y a mí me parece que en eso se fundamentan hoy muchos negocios, y que a menudo se propagan bulos sobre si tal alimento provoca cáncer y tal otro lo previene, y cosas por el estilo. Vaya por delante el consejo que dan mentes equilibradas: comer de todo con moderación. Pero es que a veces se montan contradicciones como la que yo siempre recuerdo, que es el hecho de que cuando era pequeño y tenía fiebre estaba prohibido beber, y ahora en cambio se aconseja beber mucho. Pero existen contradicciones más recientes. No hace muchos años leí que alguien recomendaba comer muchos espárragos, porque prevenían el cáncer, y hace poco leí precisamente lo contrario, que los espárragos favorecen la aparición de tumores.
Pero es notorio que hoy en día los negocios de dietética empiezan a competir con la química de los laboratorios farmacéuticos, y uno piensa que por algo será. También es conocido el caso de Louise Hart, escritora de libros de auto ayuda, que se curó de cáncer y dijo que había tomado todos los remedios a su alcance, sin que llegara a saber concretamente cuál de ellos fue más efectivo. O sea que a grandes males grandes remedios. Para eso del cáncer existen en las tiendas especializadas productos como la Graviola o la misma cúrcuma –las virtudes de la curcumina se están poniendo ahora por las nubes-, o las semillas de lino para el cáncer de próstata. Para la inflamación benigna de la próstata se recomienda el polen. Para lo que llaman disfunción eréctil ya no hace falta tomar viagra, sino hierbas como el tribulus, la maca, la mucuna o el ginseng. Para la tensión alta existen infusiones y hasta cápsulas con una mezcla de pepitas de uva, arándanos, reina de los prados y olivo que dicen que van muy bien. Si tiene usted el ánimo decaído puede tomar el hongo que recomendaba Sánchez Dragó, Reishi, que reforzado con Maitake y Shiitake le dejará como un jovencito. En fin, se me acaba el artículo y me voy directo al herbolario.