Hasta no hace mucho la conmemoración del Día Internacional de la Mujer era un «día de» más, una jornada de charlas, exposiciones, recopilación de estadísticas y… a otra cosa. A por la siguiente fecha marcada en el calendario.
¿Qué es lo que ha sucedido para que estos dos últimos años se haya convertido en esa explosión en la calle? Muchos daban por acabado el movimiento feminista pero ha resurgido con más fuerza que nunca, porque abarca distintas generaciones, de abuelas a nietas, y puede que la razón última sea el hastío de todas ellas. Hartas de que la conciliación para trabajar y llevar una familia sea solo palabras, de haber invertido tanto en sus carreras, sacrificando horas a ellas mismas y a sus hijos -o directamente renunciando a tenerlos-, para luego sentirse estafadas, ninguneadas; hartas las que se quedan a cuidar de todos en casa, y que como no cobran, no pesan en la economía. Ay si la huelga la hubieran hecho ellas, las asistentas de ancianos y enfermos sin contrato, las madres que cocinan, las abuelas (y abuelos) que cubren las horas de guarderías o escuelas cerradas, las varicelas y los constipados. Porque las otras, las que salen fuera y están en la empresa privada, en su mayoría el 8 de marzo tuvieron que trabajar. No está la situación para perder dinero ni empleo. Y hartas de violadores reincidentes que quedan libres, de agresiones grupales, de asesinatos a manos de exnovios y exmaridos -vamos tres en 48 horas, sigue la cuenta macabra-, que dejan tras de sí huérfanos, generaciones marcadas.
El feminismo, entendido como igualdad, seguirá, porque no hay más remedio, queda mucho camino por andar, sobre todo en la base, la educación. Pero no es patrimonio de unos partidos o de otros. La manifestación de Maó fue impecable, festiva, reivindicativa y pacífica, un éxito para sus organizadores. Pero no se trataba de una guerra de cifras sobre asistencia sino de unir, no clasificar. Muchas mujeres prefirieron no estar, hay que respetarlo, no son peores ni por ello dejan de luchar por sus derechos. La causa feminista es muy diversa. Que no nos confundan ni dividan.