Escuchando a los que estos días están declarando en el proceso del procés, se tiene la sensación, algunos lo han dicho con pasmosa claridad, que lo del referéndum y la declaración de la república catalana no iba en serio, ya que en puridad vino a ser un desahogo ¡hombre, no fotem! Pues digo yo que para ser una simple performance se montó la de Dios es Cristo. En ese punto tengo que darle la razón a Oriol Junqueras en que iban demasiado aprisa. Pero volviendo por el camino que traía, esa mentira de que no iban en serio, ¿se han parado a pensar en la desilusión que generaron? En este asunto le arrimaron ustedes al fuego independentista toda la leña que pudieron, y luego al salir mal, le dicen a la gente que todo ha sido una performance.
Declarar una república catalana no me parece a mí que sea como para tomárselo ahora a sainete de un teatrillo de barriada de arrabal. La gente aguantó improperios de unos y de otros, no pocos se han dejado de hablar, la industria tomó la de Villadiego saliendo de Catalunya asustada y cabreada. Hay familias antes unidas para ir a tomar unos calçots o la escudella amb carn d'olla de los domingos que ahora ni se saludan. No vengan frente a esa situación a ofrecernos un procés de patio de colegio, no se justifiquen con la orfandad de no decir las cosas por su nombre, porque si fuera verdad ya nos dirán ustedes los huidos de la justicia con Carles Puigdemont a la cabeza qué hacen por Europa. ¿Por qué no han presentado su huida como parte de la performance que ahora pretenden que sea el referéndum? Si total todo no fue más que una broma.
No se puede jugar a ejercer políticas comprometiendo gravemente a la autonomía catalana, dividiéndola para Dios sabe cuánto tiempo, ni se puede comprometer a todo un país del que Catalunya es parte histórica fundamental, ni se puede hacer con las leyes mangas y capirotes. Esta ley me va bien, la acato, esta ley no me permite hacer lo que me da la gana, entonces ni la a acato, ni la respeto, ni la reconozco.
Acomodar la obligación a la comodidad de lo que se pretende, no es otra cosa que una fantasía que no tiene cabida en nuestro ordenamiento jurídico, ni siquiera en un anarquismo decimonónico.
Para mí tengo que el proceso del procés dejará abierta una herida infectada por años de haberle ofrecido a la ciudadanía catalana, una república por parte de una clase política que ofrecía lo que de momento no está en sus manos conceder, y que ni siquiera estuvo bien planteado lo que ya daban como una cosa hecha, aún a fuerza de no importarles que leyes tenían que desobedecer y una herida infectada no cicatriza, de manera que después de que por fin se haya sentenciado el proceso del procés, que solo Dios sabe cuándo acabará, ya veremos en qué situación real quedará el inagotable y preocupante conflicto. ¿Acaso van a continuar montando su peculiar performance?
A la altura de ciertos cargos y a ciertas edades, parece exigible la seriedad, la altura de miras y dar cumplida muestra de una capacidad política en vez de ir diciendo que aquello fue poco más o menos que una broma. Creo que los empresarios se habrán quedado atónitos ante semejante dislate.