El Ayuntamiento de Maó ha tomado una decisión drástica respecto a la recogida de residuos en un punto de la ciudad, la plaza Bastió, con la retirada de los contenedores, tanto los soterrados como los de superficie. Ha zanjado así una situación que llevaba tiempo levantando críticas, como es la acumulación de basuras a cualquier hora junto a los contenedores, ya que cuando se llenaban, las bolsas se seguían depositando en el exterior. Este no es el único punto del municipio en el que sucede y tampoco es una práctica que no ocurra en otros pueblos. Porque no nos engañemos, hay una mayoría que sigue pensando que la porquería está mejor en la calle que en su casa, y por culpa de ese incivismo pagan justos por pecadores.
La medida no ha gustado a todos. Algunos vecinos creen que sería mejor multar a los infractores si están identificados, otros abogan por aumentar la frecuencia de un servicio de recogida que consideran insuficiente, sobre todo en verano, y los que se preocupan de seleccionar en origen y regresan a casa cuando el contenedor está lleno, cargando con sus envases, ahora se ven obligados a caminar más hasta llegar a los contenedores amarillos. Será un auténtico test para el reciclaje. El de los plásticos y envases ligeros es el mayor problema por el volumen que se genera en cada hogar; cartón y vidrio contarán con una recogida periodica y la basura convencional vuelve a recogerse puerta a puerta, a diario y en un horario concreto, que si no se cumple volverá a traer basura esparcida por el suelo. Pero es que la solución no es sencilla y el sistema, nos guste o no, avanza hacia esa recogida a domicilio, con distintos días para cada tipo de residuo, y con la que se pueda identificar a quien cumple con la selección en origen y a quien no. Así lo contempla el Plan Director de Residuos que se aprobó en mayo, que convierte en obligación el separar y reciclar, y que también deberá traer premio para los cumplidores, en forma de bonificaciones en el recibo de la basura. Lo cierto es que eso será mucho más justo, se acabó la responsabilidad compartida y la bolsa anónima, la basura tiene dueño.