Salud ha confirmado el primer caso de coronavirus en Balears, un ciudadano británico que se encuentra aislado en el hospital de Son Espases, e investiga otro posible caso en un niño de siete años también en Mallorca. Hasta la fecha hay dos casos confirmados en España y al parecer este ciudadano británico se contagió en unas vacaciones en los Alpes franceses. El primer caso fue el del turista alemán en la Gomera que contrajo el virus en su puesto de trabajo en Baviera, tras el estrecho contacto con un colega que, a su vez, se contagió por otra empleada que había visitado a sus padres en Wuhan, la ciudad china en cuarentena. Con el enorme flujo de viajeros y la movilidad que hoy día tienen millones de ciudadanos se puede decir que cualquier punto del planeta en el que surja el foco de una enfermedad contagiosa está mucho más cerca de lo que nos creemos. La globalización es desde luego el gran reto de la epidemiología y de la vigilancia de la salud pública así que, en estos momentos la alerta es global y hay que evitar poner el foco en la población china; el caso más próximo es europeo. Afortunadamente en Menorca la actitud hacia los negocios locales de residentes asiáticos está siendo de absoluta normalidad.
Otra cosa es la respuesta que se está dando en el control de los principales puntos de entrada de viajeros, los aeropuertos, máxime teniendo en cuenta que el ambiente estanco de un avión es propicio para que se propaguen los virus. Países como Reino Unido e Italia declaran el estado de emergencia pero poco conocemos sobre el estado en el que nos encontramos nosotros. Trabajadores de aeropuertos reclaman medidas de protección; los agentes de policía en puntos fronterizos también; pasajeros que han transitado este mismo fin de semana por Barcelona en dirección a Menorca no han visto medida alguna, se está a la espera de lo que indique el Ministerio de Sanidad. No da la sensación de que esté todo controlado, porque tranquilidad no es sinónimo de pachorra. Falta información clara a los ciudadanos.