14-II-20 Viernes
El divorcio es un fracaso, el aborto, un horror, la eutanasia, una claudicación, pero quiero que mi país, una democracia del siglo XXI, tenga una ley del divorcio, una ley del aborto y una ley de eutanasia razonables, equilibradas, escrupulosas, garantistas, que no obligan a nadie a someterse a ellas pero que enriquecen al Estado de derecho y a la universal causa de la libertad.
15-II-20 Sábado
Hace unas semanas me refería al maltrato idiomático en los medios. Ayer, sin ir más lejos leía en un artículo «periferización» por marginación o discriminación. Es una auténtica sangría de imbecilidades idiomáticas que me lleva a exhumar un clásico del Círculo de Lectores, que en gloria esté. Se trata de «El dardo en la palabra», libro del académico ya fallecido Fernando Lázaro Carreter en el que hacía un divertido inventario de esa neolengua que se inventan los medios creativos, y que me propongo ir comentando en sucesivas entregas sabatinas como homenaje no solo al insigne académico sino también al extinto Círculo de Lectores.
Por ejemplo, dice Lázaro Carreter sobre el uso del adjetivo «rutinario»: «Leo en un periódico que los guardias civiles han descubierto un intento de sacar fraudulentamente divisas, cuando realizaban un rutinario registro de equipajes…» Calificar así el trabajo de quien cumple las obligaciones de su oficio, es una ofensa…, comenta Lázaro Carreter, quien añade: «Podríamos encontrarnos con que el ministro de Fomento, en sus rutinarios comentarios a lo acordado en el Consejo de Ministros… ¿No nos sirven adjetivos como habitual, normal, ordinario etcétera?». Aunque lo del actual ministro de Fomento sea todo menos ordinario…
16-II-20 Domingo
Intuí lo que es el miedo de muy niño viendo en Sala Augusta una película titulada nada menos que «La mano que aprieta» que me provocó pesadillas durante largos años. Luego tuve una visión del pánico en Nueva York cuando, paseando por la zona cero, me sobrevino uno de mis fastuosos accesos de estornudos, legendarios en mi casa y en el vecindario, y contemplé, perplejo, como miríadas de japoneses con mascarilla huían de mí como si fuera portador de algún virus letal como ese coronavirus cuya tardía alerta por parte de las autoridades chinas ha ocasionado ese temor -pánico en algunos caso-, como en el que ha obligado a clausurar el Mobile World Congress.
El caso del coronavirus nos pone ente el espejo de un mundo tan interconectado en el que los bichos patógenos no entienden de lenguas, ideologías o fronteras y en el que cada día es más importante pensar en cómo se distribuye la información científica. «En una emergencia de salud pública es prioritario que la ciencia esté disponible para quienes lideran la respuesta oficial» defiende David Carr, de la Fundación Welcome, que coordinó el acuerdo científico»… Acuerdo que para ser efectivo necesita de un sistema de comunicación rápido y efectivo para que no cunda el pánico, precisamente.
17-II-20 Lunes
En un reciente artículo en «La Vanguardia», Miguel Roca Junyent se muestra preocupado por el espectáculo que se produjo en el Congreso de los Diputados con ocasión del debate de investidura que no fue precisamente edificante. Lo mismo ocurrió en el último debate sobre el estado de la Unión en Estados Unidos, cuando el presidente Trump negó el saludo a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosy, quien a su vez rompió en pedazos el discurso presidencial de Trump… Se empieza por chillar, escribe Roca, después se impide hablar y finalmente se condena la diferencia.
Y es que las formas son importantes, aunque puedan parecer meros fuegos artificiales de los miembros de la casta. Y es que no solo son importantes las formalidades en la vida institucional, sino también en la cotidiana. Hay mucha diferencia entre decir algo a alguien de una manera o de otra. La arrogancia casa mal con la imprescindible afabilidad que reconoce la dignidad del otro. O para decirlo de forma coloquial, la delicadeza en las formas es la antesala del «buen rollo». El hachazo inmisericorde, tan de moda en tiempos trumpianos solo sirve para crispar, es decir para nada bueno.
18-II-20 Martes
El culebrón de la carretera general es infumable. Si lo llego a saber, me hubiera pensado mejor lo de manifestarme en contra del proyecto inicial…
20-II-20 Jueves
Javier Dolfo será muy pronto historia viva de «Es Diari» de nuestros amores y afanes compartidos, en el que a la hora de su jubilación deja una estela imborrable... Y siempre de buen rollo, que ya tiene mérito entre un madridista y un culé. Salud, Javier.