Joan Pons publica una reedición de «Barba-rossa», de la mano de la Nueva Editorial Moll y de Tomeu Canyelles, y eso es algo grande. Enhorabuena.
Publicar un libro no es fácil hoy en día. Primero es necesario que el libro sea bueno, y puedo asegurar que «Barba-rossa» lo es. Es un libro que debe de haber llevado de cabeza al autor una buena temporada, a la hora de escribirlo. Ya se sabe que una de las cosas esenciales en una novela es mantener el tono desde la primera hasta la última línea. Pero antes de mantener el tono, hay que saber encontrarlo. Y Joan Pons lo encontró para escribir esta novela, situada en el marco histórico del asalto a Mahón por Barbarroja, escrita en un tono poético, conciso, sin que sobre ni falte nada. Una historia con los elementos de fantasía y acción propios de las buenas novelas de aventuras, trabajada con amor, con vocación de escritor y experta no ya en las hazañas de los hermanos Barbarroja, sino también en algo que sorprende, en la erudición en torno a los pájaros y el arte de los pajareros.
Dicen que no hay muchos temas de novela, que los humanos somos tan limitados que siempre damos vueltas a los mismos motivos, los mismos anhelos, las mismas frustraciones. El acierto de una buena novela, pues, es escribirla de manera personal, y «Barba-rossa» cumple este requisito. Es también una novela entretenida, como deben ser las novelas de aventuras. Tiene una delicada percepción romántica --lo que también forma parte del género-- y una fantasía exquisita, sin cargar las tintas, pese a tratarse de los sanguinarios hermanos Barbarroja. El prólogo del propio Tomeu Canyelles y el epílogo del siempre incisivo, siempre clarividente Miquel Àngel Casasnovas enriquecen el texto, y la aportación de un mapa de Maó durante el siglo XVI, debido a Andreu Murillo, nos sitúa en la época.
Es cierto que no tiene mucho mérito decir ahora que se trata de una buena novela, cuando «Barba-rossa» ha hecho un largo recorrido en catalán, ruso y castellano. Pero he empezado diciendo que publicar un libro no es cosa fácil hoy en día. Es proverbial la apatía de nuestra gente a la hora de leer un libro. Entonces, a la crisis general se añade la crisis editorial. Nunca ha sido más barato leer libros buenos. Las ediciones digitales de los clásicos son a menudo gratuitas. Pero uno debe tomarse el tiempo de leerlos, pese a que algunos libros, como este «Barba-rossa», cuentan con ediciones en audio con lo que, escuchándolas, habrá más de uno que se eche a dormir.