La velocidad vertiginosa del mundo convierte el hoy en el ayer, aunque sean las siete de la mañana y sientas que tienes un día por delante. Algunos lo tienen tan asumido que en vez del poc a poc tan nuestro o el partido a partido del Cholo se van directamente a 2050, son esos hombres de Estado con visión de futuro que desprecian el hoy porque realmente es el ayer.
El paradigma del líder político está evolucionando también a un ritmo entre allegro, vivace y presto. Lo que ha servido hasta ahora ha quedado desfasado, si unas elecciones se ganaban con tres pes, partido, persona y programa, o con el iluso programa, programa, programa de Julio Anguita, ahora basta con un mensaje simple de tapas y caña en la taberna aliñado por una chica con garbo y gracia, dos ges sostenidas por la personalidad y una buena cabeza.
Sirve para Madrid, donde Ángel Gabilondo, exrector universitario y un buen profesor que fue de Metafísica, Ontología y Teodicea, en su faceta de candidato ha sido bautizado ‘sosomán' por la alegría ausente de su mirada y de su discurso. Hacer el papel de teleñeco de míster 2050 tampoco daba ciertamente para sonrisas.
El parámetro de una mujer salada para sacudir la modorra y la fatiga que cada vez más causan las urnas -la fiesta de la democracia, la llaman- ha dado resultado reciente, aunque el análisis es complejo y esto no es más que un factor entre muchos.
El PP, que en Balears tenía su particular ‘sosomán', ha aplicado cirugía interna por un perfil de expresión más salada, preparación moderna e identificada con su tierra. Tanto que es de Campos, un municipio mallorquín sin alcaldes flojos ni apocados que le hayan quitado letras a un nombre tan común que suena a castellano. El relevo de Company por Marga Prohens ha puesto de momento un poco de sal en el menú fat que estaban consumiendo las huestes populares.