Un observador pertrechado con prismáticos o curioseando en las redes sociales encontrará numerosos e interesantes ejemplos de fauna ibérica. Para algunos, una plaga y para otros puede estar en vías de extinción. Como siempre, la lucha por la supervivencia, la selección natural y las mutaciones políticas determinarán el curso de la evolución (o involución, en el peor de los casos).
Pertenecemos al reino animal. Por lo del Rey León, supongo. En esta hermosa reserva de la biosfera, la variedad de habitantes dificulta las relaciones, que no son siempre amistosas. Encontramos al carroñero, siempre al acecho de desgracias ajenas; aves migratorias que buscan lugares más propicios para criar y alimentarse, incluso jugándose la vida; depredadores que cazan solos o en manada; los parásitos que viven a costa de los demás y que son bichejos muy susceptibles; y qué decir de los simios, tan parecidos a nosotros o viceversa...
El hombre es un lobo para el hombre (Hobbes) y aquí decimos: «Dos galls dins un galliner, no canten bé». Extrema derecha y extrema izquierda son de la misma especie, pero con plumaje diferente. Su agresividad es peligrosa cuando ven amenazado su poder o su territorio.
En Menorca tenemos especies endémicas, como la lagartija (Podarcis lilfordi balearica) y el voluntario jovial (Voluntarius iucundo) de la Isla del Rey.
Finalmente, el pez grande se comerá al chico mientras no deroguemos la ley de la selva.