Las consecuencias de la presidencia de Trump aun continúan. Los republicanos, en los estados que controlan, siguen modificando las leyes electorales para garantizar el dominio de los blancos en las urnas. La excusa es que los demócratas les robaron la última elección presidencial, que es lo que clama Trump, de lo que no hay ninguna evidencia. Ya han sido en 17 estados en que se han modificado las leyes y los distritos electorales para el beneficio del Partido Republicano. El caso de Georgia fue uno de los peores, pero ahora llega el turno a Texas.
La nueva ley, que proponían los republicanos en Texas, incluía varias medidas que impedían el voto a mucha gente de color. Se iba a votar el martes 13 de julio, pero en la tarde del lunes casi todos los representantes demócratas, en minoría en la asamblea, se escaparon de Texas. En una operación casi de película y con la ayuda de un autobús del sindicato de fontaneros, fueron todos al aeropuerto de Austin, donde les esperaban un par de aviones y salieron volando a Washington. Allí empezaron a hacer campaña por una ley federal que acabara con las restricciones de voto.
Al faltar los demócratas, la asamblea del estado de Texas no tuvo el quorum necesario y la ley no se pudo votar. El gobernador del estado anunció que cuando regresaran los representantes demócratas los metería en la cárcel. No sabemos el tiempo que estarán estos fuera del estado. Mientras, toda actividad en la Asamblea de Texas está congelada. Uno se puede imaginar que si esto pasa en Cuba los periódicos de todo el mundo lo estarían comentando, pero yo no he visto prácticamente ningún comentario sobre esta noticia.
Otro tema que Trump está alentando es el de antivacunas, a pesar de que él y su esposa se vacunaron antes de dejar la Casa Blanca. Cada vez más republicanos están en contra de las vacunas. Aquí en Tennessee la persona encargada en el gobierno de llevar el programa de las vacunas, la Dra. Michelle Fiscus, desarrolló un plan de vacunación para los niños en los colegios. Los republicanos montaron en cólera y organizaron protestas con el resultado de que el gobernador del estado, republicano, despidió sin dar razón alguna a la Dra. Fiscus. La situación de la pandemia está empeorando, esta semana los niños empiezan las clases, y el gobernador está entre el sí y el no con las vacunas. Veremos por dónde se sale.
Sorprendente también es la expansión en el terreno religioso-político de esas visiones antidemocráticas que ha fomentado el trumpismo. Por ejemplo, en Fort Worth, Texas, se fundó en 2019 una nueva iglesia cristiana, se localizó en una antigua iglesia llamada Catedral del Calvario. La feligresía de esta nueva iglesia ha crecido mucho en estos años. La iglesia no pertenece a ninguna de las denominaciones existentes, se llama Mercy Culture y su objetivo es conseguir el dominio de Dios en la sociedad americana.
Según su pastor, América está en las manos de un espíritu anti Cristo y existen cuatro fuerzas diabólicas que controlan el país. Pero Dios le ha comunicado que el año 2021 será el año de lo sobrenatural y avanzará el Reino de Dios. En esta iglesia, las ceremonias son del tipo evangelista, pero con invocaciones más bien políticas que religiosas. Por ejemplo, el pastor en una de sus invocaciones anuncia: «Cuidado con el espíritu seductivo, político, demoniaco, hambriento de poder que usa la brujería para controlar al pueblo de Dios». No estoy aquí bromeando aunque lo parezca, estas fueron sus palabras.
En esta nueva linea está también Paula White, la bella pastora que fue directora espiritual de Trump cuando estaba en la Casa Blanca. Lo que dejan entrever es que será Trump el que impondrá el Reino de Dios, no está claro si como presidente o como monarca.
¿A dónde vamos? No tengo ni idea. Cada vez estamos rodeados de más locura y no parece que la cosa se calme.