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Sa gleva

La vergüenza hecha pedazos

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Después de que Bárcenas y el PP hayan sido condenados por pagar la reforma de Génova con dinero de la caja B, sobran motivos para montar una queja pública, donde deberían de temblar hasta los cimientos de esas oficinas. Hace falta poca vergüenza para actuar así, Además, es de juzgado de guardia que en sede judicial ninguno de los interrogados sobre este asunto tuviera memoria de ello, una pérdida de memoria de hacérselo mirar ¿Pero es qué    aún queda alguien en el PP que ignore lo de la caja B? Dice Almudena Grandes en su columna de «El País» (1-11-21): «la Audiencia Nacional ha avalado definitivamente la autenticidad de los papeles de Bárcenas, dando por probado que la reforma de Génova, 13 se pagó con dinero de la caja B. En cualquier otro país la sentencia de la Audiencia Nacional    hubiera provocado un terremoto».

A todo esto, ni José María Aznar ni Mariano Rajoy tienen nada que decir, da igual que sean interrogados por un juez en sede judicial que por un chiquilicuatre en el café de la esquina. No se me alcanza a comprender cómo pueden ignorar lo que la justicia da por probado. Todos los Secretarios Generales del PP que convivieron con ese mecanismo corrupto de ocultar dinero a la Hacienda Pública, no les ha temblado la voz a la hora barriobajera de mantener la misma versión que Aznar y Rajoy, donde quiero recordar que estaban obligados a decir verdad so pena de ser sancionados penalmente.

Produce vergüenza, sonrojo y bastante asco, haber visto como dos presidentes del Gobierno, fueron capaces de padecer una amnesia tan severa a la hora de reconocer    el funcionamiento corrupto de la organización que dirigían en los puestos de máxima responsabilidad. Ahora le toca también a Casado lo de taparse la nariz y decir que «él no estaba» cuando en su partido pasaban cosas que pondrían la cara colorada a uno de aquellos antiguos bandoleros de Sierra Morena. Pero de acuerdo sr. Casado, vamos a aceptar que usted no estuviese, pero usted debería de tener algo que preguntar, algo que decir a quiénes negaron la caja B en sede judicial.    En cualquier caso,    dese usted cuenta sobre qué cimientos se ha construido el partido que hoy usted dirige y que pretende que vuelva a gobernar el país. Se equivoca si piensa que la gente es tonta de capirote y manejable a su capricho, como si fuera masa madre de panadero, y lo que es peor ¿cómo pedir a un electorado que crea a los dirigentes de un partido que han negado ante un juez lo que luego la justicia presente como probado? Cambiar la ubicación de su sede no les inhibe a ustedes de los tristes y deshonrosos    manejos cometidos, avalados con su vergonzosa postura de negar cobardemente unas evidencias que ya sólo niega algunos de ustedes, que mejor haría callándose. No pueden ir por la vida como si aquí no hubiera pasado nada. Cuando ustedes tocan a cónclave ¿Qué hacen? ¿Se miran a la cara? Pues fíjese que espanto si fuera verdad que la cara es el espejo del alma ¿Cómo pueden lanzar soflamas de honradez al electorado? Hay cosas que deshonran hasta la médula, deberían de tener presente que no es la primera vez que en estos asuntos su partido ha sido ya condenado.

Al caso Gürtel aún le queda un largo recorrido ante la Audiencia Nacional.    A partir del próximo 10 de noviembre, la Audiencia Nacional, tratará una nueva vista oral, esta vez de corrupción, adentrándose en los sospechosos negocios que florecieron en Boadilla del Monte. Se trata de un municipio en la Comunidad de Madrid, donde parece que se adjudicaron contratos públicos a cambio de suculentas mordidas. Si fuera cierto, esta sería una vez más    que el PP se sentara en el banquillo de los acusados. Todo esto cuando apenas hace dos semanas que este partido fue condenado por utilizar más de un millón de euros de la caja B para pagar en negro la reforma de su sede en la calle Génova. Alegar ignorancia de los delitos cometidos, créame señor Casado, no les libera de la impresentable conducta con que su partido ha actuado, y por si fuera poco, al delito le han agregado la cobardía de negarlo.

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