Pregunta adecuada ¿Acabará el PSOE como los partidos socialistas italiano y francés que han desaparecido de las parrillas políticas de sus respectivos países? Pues parece que intenta imitarles. Primero ha compadreado sin rechistar con sus dos últimos líderes, esos reyes de la demagogia y el engaño, el chavista Zapatero y el sanchista Sánchez (Antonio en Italia), un tipo que acabará muy mal, que han sido como dos dolores de muelas que han contaminado un partido antes, en la Transición, sensato y socialdemócrata, y ahora extremista y radical. Y segundo por haber aceptado encamarse de forma pecaminosa y adúltera con el nacionalismo periférico que les succiona la poca sangre ideológica virgen que les quedaba ante la cada vez menos complacida benevolencia de la afición. Esencia: un partido no puede ser tildado de socialista si es partidario de los privilegios regionales.
Sí, el socialismo patrio está desorientado y se ha desubicado de su emplazamiento histórico. Un movimiento internacionalista que se ha tornado nacionalista, esa carcundia. Lo acabamos de ver en la trama urdida en el Parlamento catalán entre el PSC (PSOE) y los separatistas para intentar evitar cumplir o retrasar el cumplimiento de la sentencia del TSJC sobre la enseñanza en español en Cataluña. Y eso ya no cuela y molesta a infinidad de españoles. En similar actitud están el PSIB-PSOE en Balears y el PSPV en Valencia, por no contar al PSE en el País Vasco. Haberse apoyado en los golpistas de ERC y en Bildu («Si quiere se lo repito 20 veces… no me apoyaré en Bildu… nunca, nunca») va a descuartizar al PSOE. Lo veremos ahora en Andalucía que se convertirá en la próxima estación de un Vía Crucis largo pero ya imparable.
Sí, mucha gente que votaba izquierda se ha hartado. Los intereses de las antiguas ‘famélicas legiones' han cambiado. Solo a algunos interesan las defensas numantinas de un ecologismo fanatizado, de un feminismo revanchista tornado en nueva dictadura de género, en las particularidades de la vida sexual de una minoría, en ese afán por controlar de forma enfermiza la educación. En esa voluntad por querer desigualar y dividir a la gente, en ese querer abonar las diferencias entre las regiones, en esa fijación por un racismo inexistente, en ese eterno retorno a los odios del pasado español más negro, en esa obsesión por luchar contra épocas afortunadamente ya superadas históricamente, en esa voluntad ridícula por anular un pasado imposible de negar porque está allí y es inamovible.
«Hay una bolsa de población que vive otra realidad. Mientras la izquierda insiste en el dogma progre, el obrero común está preocupado por el coste de la vida, es decir, por el combustible, por la electricidad y la bolsa de la compra, por un IPC por encima del crecimiento de los sueldos, y por un desempleo endémico. Para solucionar estos problemas reales ese trabajador no puede mirar a una izquierda que critica que coma carne de macro granjas, que es más barata, o que se embolsó el dinero de los EREs para juergas, coca y prostitutas. Son los que aborrecen a los ecologistas pijos urbanitas o los que creen que no es racista porque compra en un ‘chino' ni tampoco clasista porque sus hijos van a un cole multicultural».
«Y es así como el trabajador común es ninguneado y cree que esa izquierda le toma el pelo con su religión pija. Ese obrero piensa que solo se le tiene en cuenta para pagar impuestos con los que subvencionan a vividores de la política y a los chantajistas y fenicios periféricos. A esto podemos sumar la manga ancha con la inmigración ilegal que crea desajustes y desafueros. Ya lo hemos visto en Francia».
«Y es aquí donde entra Vox con su obrerismo y su tradicionalismo, la protección al obrero y la conservación de las costumbres ya sean religiosas, taurinas o cinegéticas. Es una bolsa de votantes amplia y Vox, frente a los complejos del PP, tiene una estrategia claramente definida que al parecer les funciona. La izquierda ha abandonado a toda esta gente para hacer ingeniería social y ahora los ha recogido Vox». (Vox Populi).
Ya se otea el futuro porque la cosa huele a barbacoa chamuscada. Ya suena el blues «Goin down slow». Eso.
Notas:
1- Sorprende, o no, que haya sido un reputado abogado de Ciudadela quien redactase la demanda en defensa del topónimo Mahón. Por cierto, una pieza jurídica magistral que aspira a marcar jurisprudencia.
2- Titular: «Podemos plantea exigir 2 años de residencia para (poder) comprarse una casa en Menorca». ¿Y así exigir después un grado XL en barceloní para formalizar y completar la compra? Pero ¿de qué van?
3- Después de 7 años de mostrar incapacidades múltiples ¿de verdad va a comenzar ahora el CIM los trabajos en la carretera general cuando hay más circulación, cuando aumentan los peligros del tráfico? ¿De verdad?
4- Escuchas, espionajes y consecuencias: ¿Será cierto que es un traidor? ¿Ha cedido al chantaje marroquí? ¿Negocios de Begoño? ¿Qué sabe Biden que no le quiere recibir ni en pintura?
5- Amiga: ¿Por qué no llamar a alguien lo que la sentencia dice ser? ¡Ay, los complejos de la corrección política!
6- Si Menorca recibiera pateras rebosantes de argelinos ilegales ¿recordaríamos a la familia de Camús o a quien sabemos?
7- ¿No estan empegueïts d'haver rebaixat sa categoria des Teatre Principal de Mahó amb un espectacle mallorquí de cabaret barat i de mal gust que mos ha costat un potosí, es decir € 200.000,00 del ala? Y todo para conseguir un escuálido 1,2% de audiencia insignificante en La 2. ¡How sad!