7-V-23 domingo
Me entero con sobresalto de la posibilidad cada vez más cercana de que podamos leer los pensamientos del prójimo, es decir estamos abocados a la pérdida de un valor tan frágil como definitorio de nuestra humanidad, y es que caminamos hacia la ¿definitiva? pérdida de privacidad, constituida precisamente por esas zonas oscuras que todos albergamos y guardamos bajo siete llaves, inmunes a la curiosidad ajena.
«¿Sería soportable la transparencia total, tener conciencia de que alguien lo sabe todo de ti, una vida sin una zona de penumbra defensiva? A esa franja de sombra la llamaría libertad». Lo dice mi crepuscular personaje literario Manolo Acedo en un momento de la trama de mi última novela (perdón por la autocita), y creo que tiene más razón que un santo. Quo vadis?
8-V-23 lunes
A vueltas con las monarquías, con el jolgorio británico de estos días a propósito de la coronación del King Charles III. Lo he apuntado en este dietario varias veces, no soy monárquico, pero reconozco la utilidad de la Institución en determinados momentos históricos, como por ejemplo en la Transición española, en la que el papel de nuestro (¡ay!) Juan Carlos I fue decisivo para alumbrar un régimen democrático en España, como sería luego corrosivo al ritmo de sus desmanes financiero-románticos. Porque una monarquía, hoy, solo puede estar justificada si es sinónimo de integridad y ejemplaridad…
En el caso británico se impone el fervor tradicionalista. Escribía ayer en «La Vanguardia» Màrius Carol: «El Reino Unido es un país con un 35 por ciento de republicanos y un 100 por cien de partidarios de mantener la monarquía». Pues eso.
11-V-23 jueves
En el avión de Barcelona (anar de metges) intento leer pero estoy involuntariamente más atento a los ruiditos de los motores y al lenguaje corporal de las azafatas. Sí, reconozco cierta prevención de unos años a esta parte, concretamente desde la pandemia. No padecí directamente la (¿el?) covid pero me dejó secuelas psicológicas, la más patente una preocupante pérdida de las ganas de viajar, junto a una sensación de vértigo por el acelerado paso del tiempo. Como la segunda no tiene remedio, me concentraré en la primera. Volvería a Nueva Orleans, la ciudad de la alegría, pero mi mujer prefiere París. Será mejor que empiece a refrescar mi francés…
14-V-23 domingo
Tremenda andanada contra la democracia perpetrada por los abertzales al incluir a exetarras con delitos de sangre en las listas electorales de Bildu, su marca blanca, en una conducta legítima (han cumplido sus penas), pero éticamente impresentable. Mucho me temo que este sea uno de los sapos que hay que tragarse en la vida democrática, como me dejó entrever una vez, años ha, un abogado franquista amigo de mi suegro cuando, apostados entre copas en una barra del mítico Tubo zaragozano, le preguntaba atrevidamente cómo un tipo tan inteligente como él podía ser tan facha…
- Muy sencillo, jovencito -me contestó-, porque tú eres demócrata y te tienes que aguantar.
Pues por ahí parecen ir las cosas en este espinoso asunto.
15-V-23 lunes
En la década de los ochenta del pasado siglo, el profesor de historia económica en diversas universidades europeas y norteamericanas Carlo M. Cipolla, publicó «Allegro ma non troppo», un divertido ensayo sobre la estupidez humana, en base a unas leyes fundamentales:
- La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona.
- Una persona estúpida es aquella que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo un provecho para él o incluso obteniendo un perjuicio.
- La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe; el estúpido es más peligroso que el malvado.
Estúpido soy yo por perder el tiempo dedicando estas líneas a los megaestúpidos vándalos que han arrancado la «aguja» de Mongofra. Otro sapo que tragarse.
16-V-23 martes
Rectifican los bilduetarras con delitos de sangre. Algunos tendrán que cambiar el guion de campaña. Lo de ETA es ya demasiado cansino (además de extemporáneo).
17-V-23 miércoles
Continúan lo ecos del Espanyol-Barça del domingo, donde ambos contendientes obviaron la máxima de Juan de Mairena, alter ego de Antonio Machado: «Ganar sin jactancia, perder sin excesiva melancolía»…