Cómo están queridos lectores? Espero, de corazón, que estén lo mejor posible. Y lo espero porque para que nos vea un médico de la sanidad pública pueden pasar décadas, y eso ahora, porque denle ustedes un par de días a los que vienen y dentro de nada decir «sanidad pública universal» será como decir «dinosaurio», conceptos que se extinguieron.
Dicen que la curiosidad mata a los gatos. Pero dicen, también, que cuando los humanos perdemos la curiosidad empezamos a morir. Los que dicen que ya no les queda nada por ver, los que dicen que ya lo aprendieron todo y por eso ahora solo hablan y hablan y no escuchan, están un poquito muertos porque la vida parece aburrirles. Así que nosotros, todos nosotros, vamos a mantener viva la curiosidad y vamos a intentar explicarnos por qué estamos como estamos a nivel individual, y por qué somos una sociedad cansada donde la empatía brilla por su ausencia. Nos vamos a un punto aparte a ver qué nos dice la ciencia.
Se hicieron estudios para comprobar cuánto tiempo puede mantener la atención un estudiante estadounidense y el resultado es flipante, pueden estar concentrados unos sesenta y cinco segundos. Otro estudio, en este caso de la profesora de la Universidad de California Gloria Mark, demostró que un adulto puede mantener su atención en una tarea una media de tres minutos. Vamos a toda hostia por la vida, sin centrarnos realmente en nada, sin retener en profundidad nada, sin tiempo para la reflexión, lo único que hacemos es producir y consumir compulsivamente. Esta supervelocidad irreflexiva a la que vivimos nos hace seres superficiales y manipulables y eso explica muchas cosas.
Según el neurocientífico Earl Miller, profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), «nuestro cerebro es muy de pensamiento único debido a su estructura cognitiva. Es decir solo puede producir un pensamiento a la vez, por tanto es un mito eso que llaman la multitarea». Joder, vaya tela, lo que hacemos cuando nos creemos que hacemos varias cosas a la vez son malabares, pasar de una tarea a otra en segundos y luego volver sobre la anterior y así una y otra vez. Vamos agotados creyendo que producimos más cuando lo que realmente estamos haciendo es llamar a gritos al infarto de miocardio y demás patologías asociadas al puñetero estrés que no hay forma de sacarse de encima.
Más explicaciones. Según un reciente estudio elaborado por investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, la mala vida sexual conlleva un deterioro cognitivo muy significativo. Eso explicaría por qué algunos van con esa mala hostia por la vida, por qué tienen esas ganas de seguir machacando al prójimo, y por qué sueltan esos argumentos de mierda para defender ideologías de extrema derecha. Si le sumas la falta de sueño, es normal que vayamos por la vida como en una borrachera continua, con resacas muy malas, tenemos el cerebro lleno de toxinas y sin el necesario centrifugado que le da el sueño, no da más de sí. Nos movemos entre Diazepanes para irnos un rato con Morfeo y cafeína en vena para arrancar cada mañana.
El mundo es complejo y no se puede explicar en un vídeo de un minuto de Tik Tok, ni en un tuit de doscientos ochenta caracteres. Deberíamos abrir unas cervezas y frenar una pizca, creo que solo con eso todo mejoraría un poquito, incluido nuestro tránsito intestinal porque no hemos hablado del estreñimiento, de lo mal que cagamos, tema fundamental que por sí solo daría para otro artículo. Lúpulo y feliz jueves.
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