Estamos a punto de comernos los buñuelos de Todos los Santos y seguimos prácticamente en manga corta. En septiembre se volvió a las aulas con un calor insólito, ha habido momentos en los que los folios y apuntes han hecho necesariamente de abanico en el comienzo de curso, porque las temperaturas siguen siendo elevadas para estas fechas y no hay nada para mitigarlas en nuestros colegios e institutos. La realidad es que profesores y alumnos sufren esta inclemencia del tiempo y que resulta muy difícil concentrarse cuando no hay una comodidad térmica, tanto si es por el frío como por el calor sofocante.
La Junta de Personal Docente noUniversitario de Menorca abordó este problema en su último pleno; asegura, con razón, que así no se puede trabajar y reclama que en los presupuestos de 2024 la Conselleria de Educación incluya ya una partida para poder mejorar las infraestructuras y adaptarlas a las nuevas condiciones meteorológicas, con la climatización de los centros. La Conselleria no es ajena al problema, de hecho anunció que realizaría una auditoría en los edificios escolares para conocer su estado y determinar las obras que son necesarias. El objetivo era programar las actuaciones, acometer las más urgentes y realizar también un estudio sobre zonas de sombra en los patios, tan necesaria y carente en los centros educativos, donde hay demasiado cemento y poco arbolado, como en nuestro paisaje urbano en general.
El anuncio se produjo en agosto, en plena canícula y a punto de iniciarse el nuevo curso, pero no han trascendido aún los resultados. En algunos colegios habrá que mejorar cerramientos y ventanas, en otros instalar aire acondicionado, será costoso y largo pero si el tiempo sigue así, muy necesario. Estaría bien saber si ya se ha avanzado en ese plan para adaptar infraestructuras y si, mientras no llega, se va a dotar a los centros de equipos portátiles para aliviar a docentes y estudiantes, como reclaman las asociaciones de padres y madres.