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Crítica es libertad

‘Una cosa bé'

| Menorca |

Hace unos meses escribíamos sobre las llamadas castellanades y menorquinades que se siguen usando con profusión en nuestra isla. Recordábamos que son traducciones literales y a lo bestia de frases y términos castellanos, o bien a la inversa: formas y expresiones menorquinas adaptadas al habla castellana. Decíamos que concretamente en Mahón (tradicional tierra de funcionarios y militares que fue) mucha gente mezcla aún las dos lenguas, castellano y menorquín, para evidenciar su vigencia y convivencia en la ciudad. Es una característica propia, casi una seña de identidad. Y reconocíamos que, claro, las traducciones instantáneas proporcionan momentos jocosos como cuando, por ejemplo, uno dice que va fer sa festa y lo traduce como «hizo la fiesta», o como cuando otro asegura que va anar molt gros y lo traduce como «fue muy grande», ... Y mil más que algún día trataremos con mayor profundidad.

Abundemos pues hoy otra vez en esa característica que algunos consideramos peculiar, aunque válida, por descriptiva de una realidad social determinada. Cenando el otro día con unos amigos recordamos famosas traducciones que han pasado a la historia local más entrañable. Un conocido alcalde menorquín, muy popular, al final de un acto festivo dijo a la ilustre visitante a su localidad: «Y ahora iremos a dar un mordisco» para invitarla al aperitivo que habían preparado en su honor. Los más cercanos a la dama invitada pudieron atisbar en su rostro un ligero arqueo de cejas y una cierta y elegante expresión de sorpresa porque no hacía ni cinco minutos había sido testigo de la mordedura de un caballo a uno de los chicos que participaban en el ‘jaleo' que presenciaba.

Con ocasión de una visita de los Príncipes de Asturias, la anfitriona, comentando sus aficiones a la entonces princesa Leticia, le dijo que «acababa de armar un perro» para explicarle que «havia armat un canet». Intuyo que tal originalidad sorprendiera a la futura Reina. Muy famoso es también el telegrama de una señora de Ciutadella a una modista de Mahón en el que le exponía su grave problema: «Mis hijas desnudas, San Juan encima ¿qué hacemos?». Efectivamente, se acercaba Sant Joan y sus hijas aún no tenían vestido que ponerse.

En Menorca hay gente que «pasa un humo» para indicar que lo pasa mal, o que una ‘està podrida de predicar' una cosa sin que nadie le haga caso, o que uno «hace de lampista» (para indicar que trabaja de fontanero), etc. En una ocasión incluso escuché decir «es que estoy farto» para decir que ya no aguantaba más (aunque, advierto, no se refería a Pedro ni a su corte de mandarines). Tampoco dudamos de que «todo lo aclariremos si Déu vol» y que al final «haremos la fiesta» aunque «nada sea de franco».

Muchos menorquines son de carácter moderado, algo fríos y tendentes a la indefinición. Un punto ‘gallegos'. Aunque mediterráneos, no todos somos apasionados sino que tenemos mucha figa flor (mucho fofo de carácter y de espíritu... se nota en los resultados de las elecciones) aunque no toda la Isla es igual. Siempre se ha dicho que muchos mahoneses son dolces mientras que los ciudadelanos siempre han tenido fama de ser más vitales y más explosivos. Se supone que la historia ha influido lo suyo. En Mahón la presencia durante largas décadas de la flema británica algo debió de legarnos especialmente cuando, en el campo, y en lo físico, hay gente rubia y con rasgos british, ejemplares humanos que parecen descender de los tiempos d'En Vermell por la rojez de su cara.

Una de las expresiones que más caracterizan a nuestra isla es la respuesta mesurada que se da a una pregunta sobre qué cantidad o cuánto de algo se requiere para determinados fines. La respuesta normalmente es una cosa bé, «una cosa bien». Es decir algo que se supone entra dentro de los límites de lo normal y correcto.

Y ahora recuerdo que una vez, en los años de desprendimiento vital, pregunté a un amigo cuantas birras se había autodestilado aquella noche histórica y la respuesta no pudo ser otra que una cosa bé. Ya ven que era un menorquín de pura cepa. Naturalmente.

Notas:
1- Señalan a los jueces los (las) que pretenden obstruir su acción si la creen contraria a sus intereses políticos.
2- En Barcelona hay restaurantes totalmente vacíos. Y taburetes disponibles en la barra del Quim de La Boquería. Lo nunca visto. Todo un síntoma de la cuesta de enero.
3- Nuestros mejores deseos para la pronta recuperación del infatigable y válido Toni Cendán. Ánimos.
4- La política local gallega dificulta de momento que el escultor Rafa Trénor pueda encontrar una ubicación para instalar el octavo y último vértice de su magna obra ‘El Alma del Mundo'.
5- La empresa bisutera más antigua de la isla, Inbime, la gestiona ya Cristina Félix, una industrial de raza.
6- ¡Shocking!: A partir de ahora la Constitución albergará un artículo claramente inconstitucional al diferenciar a las personas con discapacidad según su sexo lo que rompe su igualdad ante la ley. Vaya por Dios.
7- Al final puede resultar que, sin quemar una sola bengala ni financiar el baile del vientre, el nuevo Conseller de Cultura del CIM sea el más luminoso de los últimos años. Enhorabuena por intentar preservar nuestro kilómetro 0 cultural, es nostro menorquí, declarándolo Patrimonio cultural Inmaterial de Menorca.
8- Demoledor informe de los letrados del Congreso contra la amnistía. Armengol desolada.
9- «El Mundo» expulsará a Jaime Peñafiel por sus obsesivos y enfermizos ataques a la Reina Letizia.
10- Fundación Rubió: La historia interminable. ¡Si don Fernando levantara la cabeza...!

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