Un amigo defiende que las religiones han hecho mucho daño al mundo por traer e imponer fanatismo y obcecación. Uno, sin querer meterse en berenjenales espirituales, le acotó que también han dado sentido a la vida de mucha gente y han ayudado a la creación de obras de una gran belleza (arquitectónica y pictórico-escultural...). La sublimación de las creencias ha sido el fundamento principal del arte más apreciado.
La razón de muchos de los viajes que realizamos está basada en querer conocer maravillas monumentales que normalmente tienen su origen en la religión. Visitar el Vaticano es casi un deber para un católico como también lo es extasiarse ante Notre-Dame de París, el Duomo, Santiago, Kholn o tantas y tantas catedrales y monumentos que promocionaron y difundieron una forma de comportarse y entender la vida que, en nuestro caso europeo, es la civilización cristiana.
Pero, naturalmente, hay otras formas de ver la vida en el mundo. Centrémonos en la que representan por ejemplo las mezquitas musulmanas. Hablemos de Estambul. Turquía, aun siendo un país declarado constitucionalmente como laico, de hecho no lo es. Más de un ochenta por ciento de sus habitantes son musulmanes. Y practican sus creencias. El resto son judíos y cristianos. Si visitas la ciudad en época de Ramadán, lo compruebas en sus restaurantes, donde no pueden servir vino ni licores salvo contadas excepciones. Y lo ves en sus calles, donde convive Occidente con Oriente Próximo, o a la inversa. La ciudad está llena de mezquitas de todos los tamaños y condiciones. Las hay a cientos de ellas. Despuntan en el horizonte. Por donde miras ves minaretes que advierten que aquella tierra es musulmana. La mayoría de ellas son preciosas y algunas (la Mezquita Azul) realmente impresionantes. En otra están enterrados la saga de los Suleimán, los que tanto perjudicaron a Menorca. Uno de los héroes turcos es el canalla Barbarroja que como tal guerreo de referencia en la historia turca (otomana en este caso) tiene un monumento justo al lado del Museo Naval muy cerca del Cuerno de Oro, en la orilla del Bósforo.
Estambul es un auténtico melting pot compuesto por características europeas y del Oriente Próximo. Allí se conjugan escenas medievales, casi tercermundistas, con ambientes con tendencias europeas. En sus calles ves mujeres vestidas a la occidental que conviven con multitud de chicas empañueladas e incluso, algunas, totalmente vestidas de negro.
Las series turcas de Netflix han ayudado a popularizar el país aun estando muchas de ellas rodadas en otros paisajes. Ha sido una fórmula para apoyar la occidentalización del país en sus intentos por entrar en la Unión Europea o incluso en la OTAN, aunque de momento Turquía solo sangra a Bruselas mediante un impuesto revolucionario para cerrar sus fronteras y no dejar pasar a 4 millones de sirios exiliados que desean entrar en nuestro mundo occidental.
Un activo evidente del país es la belleza femenina. La vemos en sus series televisivas de Netflix y en sus calles. Nosotros volamos con la compañía Pegasus y declaro que cualquiera de aquellas azafatas podría competir en los estándares más altos de la hermosura humana. Un activo evidente.
Estuvimos cuando sus elecciones locales. Toda la ciudad estaba cubierta con carteles, pancartas, banderas, etc. A lo bestia. Nada que ver con nuestras elecciones.
Lamentablemente nos topamos con un guía que se mostró como un radical y un informal. No se conformó con explicarnos algunas de las características de los monumentos que visitábamos sino que se empeñó en darnos su particular versión sobre el catolicismo y la política europea. Nos aseguró que San José era un viudo con dos hijos que devolvió a la Virgen María a sus padres por ser impura al haberse quedado embarazada sin su participación personal. Nos dijo que el velo en las mujeres demuestra su dignidad como personas... como si todas las occidentales fuesen indignas, impuras y pecadoras. Su visión nacionalista le indujo a decir que USA era el mayor enemigo de España, que no sabíamos la verdad sobre la guerra Ucrania-Rusia, que su país era el que menor cáncer de piel tenía por usar el velo la mujer. Precisamente. Nos dijo que el covid había surgido en Turquía, etc. etc. etc. Un guía delirante, pero entretenido sin duda, aunque informal porque el último día decidió largarse a la francesa... aunque fuera turco.
Por supuesto que nos volvimos cargados de especie, tés y potingues varios. El viaje vale la pena.
Notas:
1- ¿Qué se sabe de la anunciada auditoría al IME? ¿Se cumplirá la promesa de hacerla?
2- Interesante reunión ayer lunes de Iniciativa por Mahón con Autoridad Portuaria de Balears.
3- Menorca, quiérase o no, se está convirtiendo en una isla multicultural.
4- En Canarias se protesta contra el turismo que les da de comer, pero no contra la inmigración que les atosiga.
5- Meritorio: en un ambiente irrespirable Vox ha subido un 20 por ciento de votos en estas pasadas elecciones vascas.
6- Comprobado: las políticas del sanchismo al blanquear al nacionalismo radical vasco lo refuerzan en las urnas.
7- Impresionante: sigue la huida de empresas en Cataluña.
8- Próximamente se presentará en el Ateneo de Mahón el proyecto del homenaje popular a Magón.
9- Gran artículo (D. MENORCA 22 abril) del catedrático Juan Hernández Andreu sobre, precisamente, Magón.
10- Autoridad Portuaria: el proyecto de Cala Figuera sigue su curso. Quien primero elaboró uno como proyecto de final de carrera fue el arquitecto Miguel Barca Mir.