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Te diré cosa

Tenemos un problema (y esta vez no en Houston)

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Él está muy enamorado. Eso (dentro de la llamativa irrelevancia del dato en lo que a mí respecta) enternece. Personalmente me quedaría más tranquilo si supiera que ella siente algo parecido (ya sabemos aquello de «por el interés te quiero Andrés»), pero estos asuntilllos de pareja es siempre mejor dejarlos al uso y disfrute exclusivo de los interesados, que mucho les suele entretener.

Él no se aferrra a cargos. Todavía más conmovedora esta buena nueva.

Reconozcamos que la cosa de la carta resulta enigmática. Un logo con la «Pietá» de Miguel Ángel hubiera sido más emotivo y cómodo de descifrar, pero la epístola brinda mejor ocasión de martillear sobre el concepto «derecha y ultraderecha» que salpicaba el texto.

Hay algo raro (no solo novedoso) en la fórmula elegida por nuestro héroe para mover ficha.

De entre el abanico de explicaciones a esta anomalía que no nos obligue a la pirueta, destaco estas:

Se quedará pero quiere apoyo. Tipo chalet de Iglesias.

Se pira porque le empuja alguien con más poder. Si así fuera, más poder que él hay que buscarlo fuera; por estos lares, quienes le tosen no son más correosos que él mismo.

Asusta a sus socios: no me toquéis tanto las narices que os quedáis de patitas en la calle.

No tengo ni puñetera idea, pero le hubiera sido más fácil explicarse (tipo: esos contratos no tienen nada que ver con influencias de mi chica, son puras coincidencias. Si no se demuestra no hay caso… la fiscalía? Pues eso…) en vez de ampararse en que quien ha puesto la denuncia es malo (al fin y al cabo si la cosa fuera falsa daría igual que la acusación viniera de Stalin resucitado, el Capitán Trueno, un fascista consumado, o un pensionista mosqueado con lo del despilfarrro en RTVE). Tanto como daría igual, en caso de que en efecto se hubiera portado mal su señora, de que la denuncia de los hechos la hubiera presentado Paxi López, el fosforero de las Rozas o el Lazarilllo de Tormes. Lo importante es saber si es fundado, infundado, probado, incomprobable, verdadero, falso.

Sea cual fuere la explicación del preaviso de fin de contrato, los nervios de sus pelotas de cabecera en el banco azul y cercanías que disfrutan aplaudiendo con las orejas las trolas más descaradas deben haber pasado esta noche algo desvelados con la intriga (no me jodas que se me acaba el chollo; supongo que el tío bromea, que es farol).

Ojo! y los de la oposición también, que tampoco le hacen ascos a dietas, privilegios, sueldos etc y si se desmonta el chiringuito tendrán que volver a dorar píldoras en los partidos para arrimarse a los puestos buenos en las listas.

El problema que tenemos (este lo compartimos con Houston) consiste en el escalón enorme entre lo que sucede y lo que creemos (si atendemos a lo que nos quiere explicar cada sesgo) que sucede. No es fácil acceder a la verdadera naturaleza de los hechos que acaecen. Son complejos, llenos de velos y actores interesados en dar una versión tuneada.

Comprendo la dificultad del votante ante el miedo a que «sus» «malos» ganen; comprendo que esa repugnancia le haga tragar algún sapo, pero empieza a ser alucinante la capacidad que está demostrando la sociedad española en aguantar que le tomen el pelo ya con la picha fuera. Un poco de reflexión podría hacer sospechar al votante que «sus» «buenos» son también chungos. Cuando han estado en el poder han hecho cosas parecidas, han seguido usando el dinero público para chiringuitos, asesores, cuñados, grupos mediáticos. Los de derecha y ultraderecha han tenido sus momentos corruptos en cuanto han podido.

Han hecho pactos que desmienten sus promesas. El de la coleta enseguida se hizo con una de esas odiosas casas de la casta; Ciudadanos enseguida vio color y se disparó en el pie por ansia.

No imagino qué tienen que hacernos para que la sociedad deje de votarles, o al menos deje de hacerse el loco.

Viven mucho mejor que nosotros. Lo hacen a nuestra costa y encima nos enfrentan. Ninguno va a cambiar la fórmula de partitocracia porque están allí elegidos por el dedo de un jefe de partido.

No tengo la solución. Pero despachar el problema con consignas no ayuda.

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