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Tras una década de deliberaciones y planes a menudo pospuestos, la noticia de que el colegio La Salle de Mahón iniciará el primer bachillerato concertado de la isla es una hazaña meritoria para el Consell insular de Menorca, Dolfo Vilafranca y el Partido Popular. Esta medida, que viene a consolidar una opción largamente ansiada por la comunidad educativa local, parece prometer un futuro brillante para los estudiantes menorquines. Desde el curso 2015-16, año en que mi propia promoción sufrió la retirada de última hora del bachillerato en el Instituto por decisiones de corte ideológico de la anterior Conselleria, ha quedado patente la necesidad de más plazas y opciones educativas de nivel secundario.

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La introducción del bachillerato concertado en La Salle no es solo una respuesta a ese vacío dejado hace años; es un avance significativo que promueve la diversidad y la calidad en la oferta educativa. La escuela concertada representa un pilar esencial en el sistema educativo, proporcionando una alternativa viable que desmiente las críticas de segregación por clases sociales. Estas instituciones están abiertas a todos los segmentos de la sociedad, ya que ofrecen una educación de calidad financiada parcialmente por el Estado, lo cual facilita el acceso a familias de diversos estratos económicos que buscan una opción diferente a la pública sin tener que asumir el costo completo de la educación privada. Además, la existencia de las escuelas concertadas ayuda a descongestionar los colegios públicos, permitiendo que estos últimos mantengan ratios de alumnos por aula más reducidos, lo que se traduce en una atención más personalizada. Los colegios concertados a menudo adoptan metodologías pedagógicas innovadoras y programas especializados que no solo atraen a un amplio espectro de familias sino que también fomentan un ambiente de aprendizaje enriquecido. En resumen, las escuelas concertadas no solo ofrecen más opciones educativas, sino que también promueven la equidad, la diversidad y la excelencia académica, elementos fundamentales para cualquier sociedad que aspire a un futuro próspero y equitativo.

Yo soy docente de la pública y siempre defenderé una educación pública de calidad, lo cual no me exime de defender la educación concertada y privada. Ganamos todos: ganan los padres, ganan los alumnos y ganamos los profesores de los otros centros. La educación es educación, en cualquiera de sus vertientes y modalidades. Dejémonos de prohibiciones y de críticas y centrémonos en lo importante: formar a los ciudadanos del mundo preparados para los desafíos del mañana. ¡Seguimos!