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Un lugar para disentir

Rincón de pensar

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Quería tomarme la semana de vacaciones, vamos «hacerme un Sánchez», pero no. Escribo en domingo, a primerísima hora de la mañana. Acabo de poner la lavadora y de leer «Es Diari». Dos hechos que provocan que, de parar, nada de nada. El Sorprende y no sorprende nos hace saber que el lunes, día 29, es la festividad de san Pedro Mártir y la expresión de que «los trapos sucios se lavan en casa» de la que solía hacer gala un antiguo jefe mío, me ha devuelto a la realidad y quedarme sin vacaciones.

Un tercer hecho, aparece también en escena. Desayuno mientras tecleo este escrito. Y de chorizo. Pero no, hay que ser honestos con uno mismo. La decisión ya estaba tomada.  El chorizo ha venido después. Casualidad…, puede.

Y la verdad es que me preocupa la salud de nuestro amado líder. Me preocupa no por él, sino por nosotros, sus administrados. ¿Se imaginan que el poder que le hemos otorgado a golpe de Decreto-Ley esté en mente enferma? Ya nos encerró durante bastantes meses de forma anticonstitucional. ¿Qué puede ser lo próximo?

¿Era necesario darse unos días de reflexión? ¿Estrategia, espectáculo, infantilismo, victimismo? ¿A quién pretende engañar? A los suyos, claro. ¿Tendrá algo que ver que la justicia española reabra el tema del Pegasus? ¿Tendrá algo que ver la intentona de reconocer a Palestina?

Begoña y Pedro son los únicos que saben lo que han hecho. No importa reflexionar nada. Lo hecho, hecho está. Otra cosa muy distinta es saber qué saben los demás. Aquí no podemos aplicar el famoso «rincón de pensar» al que se suele mandar a los críos para que recapaciten, para que corrijan sus comportamientos, para que se amolden al entorno. Begoña y Pedro ya lo saben.

El baño de masas me recuerda a la inquebrantable adhesión del pueblo español en los años setenta a su líder de entonces. Y también amado en aquellos tiempos. Y con autobuses llegados a la capital de todas las regiones españolas. Y con bocadillo.

Poco ha cambiado desde entonces el modo en que se movilizan las masas. Atrás quedó el miedo a perder las pensiones si ganaba la derecha, cada vez que Alfonso Guerra arengaba a sus fieles. Ahora, según Pedro Sánchez y sus asesores seguidores, son la derecha extrema y la extrema derecha los peligros que nos acechan.

Y luego sale Zapatero a defenderlo, cuando él fue quien hablando con Gabilondo -vaya dos que se juntaron- inventó aquello de que «nos conviene que haya tensión». Pues sí, tensión hayla. ¿Y quién la provoca?

Vayan al rincón y piensen.

www.joansans.blogspot.com

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