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Tribuna

Mayor contundencia

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La embajada china se queja al Real Madrid por las burlas racistas que sufrió un reportero chino tras la final de la Champions en Wembley. En las imágenes se observa cómo el entrevistador se acerca a un grupo de seguidores del club blanco para preguntarles en inglés, ya que desconoce nuestro idioma. Destaca que fueron muy amables y que se pusieron a cantar presuntamente celebrando el título obtenido, pero su sorpresa fue mayúscula cuando sus seguidores le tradujeron la letra de la canción de los elefantes sobre la tela de una araña pero sin elefantes. Ciertamente el asunto resulta bastante desagradable y, claro, muy racista porque aluden al origen del entrevistador sin ningún reparo. Lo sorprendente es que haya llegado a altas esferas y el Madrid haya pedido disculpas muy discretamente. Está claro que el club no puede responder por todo lo que hagan sus aficionados de modo particular, con tanta masa de gente hay de todo: educados, groseros, simpáticos y graciosillos repelentes, niñatos de tres al cuarto, como los aficionados que cantaron al reportero faltando el respeto a a su propia madre.

No, no puede responder porque sería un no acabar, pero si tenemos en cuenta que uno de los niñatos era nieto del malogrado expresidente del Real Madrid Lorenzo Sanz, y que el club recientemente ha iniciado una cruzada contra el racismo que sufre su delantero Vinicius, tan buen jugador como desagradable como el nieto de Lorenzo Sanz, no estaría de más que su respuesta en contra del racismo por parte de sus seguidores a otras comunidades fuera mucho más contundente.    Lo que sufre Vinicius en todos los estadios de nuestro país es racismo puro y duro, y eso se ha de combatir con todo lo que se tenga a mano, pero tampoco vale cobijarse tras ese escudo para provocar a los rivales tal como hace el delantero. Un excelente futbolista al que imagino coreando la canción de los elefantes sobre la tela de una araña para jolgorio de todos los presentes.

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