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Con derecho a réplica

La opinión de un hombre sin fe

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Primer párrafo, directo y sin adornos. Si empiezo este artículo mostrando mi solidaridad con todos los vecinos de Es Mercadal que se vieron afectados por las fuertes lluvias, a ellos les sirve para una mierda y yo iría de tipo guay que muestra valores en público. Lo que sí les serviría a toda la buena gente de Es Mercadal y Alaior que ha perdido casas, cultivos o coches es que los seguros funcionen bien y no como lo suelen hacer y que las ayudas públicas les lleguen lo antes posible para que puedan recomponer sus vidas. La foto de un político con la cara compungida no vale mucho, muevan el culo y usen nuestros impuestos para lo que realmente importa, que ya va siendo hora.

Segundo párrafo, áspero y sin florituras. Es un poco cansino ver tanta plañidera profesional en las redes sociales que lo única que buscan es un corazoncito virtual. Ante cualquier catástrofe, ya sea una guerra, una inundación, o la muerte de un niño, brotan por doquier llorones profesionales que tienen que demostrar en las redes que son los más preocupados por el dolor de las víctimas, eso sí, desde la comodidad de su sofá no vaya a ser que se pierdan la próxima serie de Netflix sobre los ricos en Beverly Hills. Algunos solo buscan el aplauso en las redes como una especie de premio a la persona que más dolor demuestra en Instagram o en Facebook. No es un acto de solidaridad, ni de ayuda, es un acto de egocentrismo que busca el reconocimiento propio aprovechándose del dolor de los demás. Corto y cambio.

Tercer párrafo, de distracción y desengrase. Estaba el ínclito profesor John Wilson escuchando las canciones de su grupo favorito Los tres chiqui Jackson y la del Fentanilo, grupo que llegó al número uno de las listas de la extinta República Insular de Umbrilia, haciendo versiones de Michel Jackson con toques de Chiquito de la calzada y una bailarina que se movía espasmódicamente como si fuera puesta de la droga más extendida por el país del tío Sam, cuando le vino a la cabeza la siguiente reflexión: Si no eres rico te puedes preguntar ¿no me gusta el caviar porque no lo puedo pagar, o como no puedo pagarlo digo que no me gusta? Si eres rico te puedes preguntar ¿me gusta el caviar porque me lo puedo comprar, o como me lo puedo comprar digo que me gusta aunque sepa a chapapote con atún? Porque Wilson será todo los raro que ustedes quieran, pero la conciencia de clase no la ha perdido nunca, que quede claro.

Cuarto párrafo de verdades verdaderas, despedida y cierre. Nos tocamos poco. Escuchamos menos y gritamos mucho. Somos más del zasca que del consenso. No se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, es más, el poder está lleno de mentirosos patológicos. La afirmación de que todos somos turistas es falsa, al menos el 34 por ciento de la población de este país no puede irse de viaje porque no tienen dinero. El debate entre vino y cerveza no ha lugar, ambas son bebidas de los dioses, que se arreglen entre ellos. Yo, como ateo, me quedo con las birras, pero es solo la opinión de un hombre sin fe. Por lo tanto, lúpulo y feliz jueves, queridos lectores.

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