Ring... ring... ring...
- ¿Santo?
- ¡Don Pelayo!
- ¿y seña?
- ¡Covadonga!
- Muy bien. Hoy ya llevamos ganados tres votos, una familia de Aluche, pero eran de Vox. ¿Qué desea, usted?
- ¿Pueden parar la guerra un ratito? Es para hacerle una entrevista.
- Claro que sí. ¿No será usted el fantasma de Gila? No nos vendrá mal, ganar guerras cansa, no crea. Es igual, ya me dicen los expertos que no hemos de descuidar el frente comunicativo, que un combate se gana en todos los frentes.
- El comunicativo lo tienen ustedes muy bien, es como si tuvieran la División Acorazada Brunete en plantilla. Yo no sé si le seré de mucha utilidad.
- No sea usted modesto. ¿Cómo se llama?
- Josep, mi general.
- No soy general, yo. Si fuese una videollamada me vería con los galones de sargento. Sargento Núñez, para servirle. Aquí tenemos una generala. Ya sabe, nos hemos de poner al día. Hoy está de maniobras en la Audiencia Nacional, luego tiene una comida con algunos jueces.
- Bien ¿y cómo va la guerra?
- ¿Josep, ha dicho? ¿No será usted un separatista catalán? Aunque disimule noto su acento.
- No debe pensar que todos los Joseps son separatistas, en esta casa tenemos a Josep Bagur i a Josep Pons Fraga y nanai del peluquín. Es cierto que también está Josep Castells, que lo és mucho. Si fuese por él. Le repito, ¿cómo tenemos la guerra?
- Vamos ganando. Tenemos al enemigo diezmado y dividido y nuestra quinta columna en retirada. El mariscal herr Aznar es un genio en estrategia militar. Ya lo dijo ayer el brigada Bendodo, el objetivo es echar a Sánchez del gobierno cueste lo que cueste, con los medios que sean, incluso los judiciales.
- Sí, lo oí. Se entendió bien, ¿ustedes usarán los medios judiciales para echar al gobierno?
- Es que no puede ser. Yo saqué más votos que él. ¡Dónde se ha visto esto! Desde el primer día es un presidente ilegal, un okupa, tenemos todo el derecho a defender a España. ¡Viva España!
- ¿No creen que ellos también la defienden? Es más, usted sabe que al presidente lo eligen los diputados, y la mayoría de diputados eligieron a Sánchez.
- Ya, pero porque yo no quise ser presidente. Si yo hubiese querido…
- ¿Y no le preocupa que, con esta estrategia de acoso y derribo por tierra, mar y aire, al final acaben ustedes con las instituciones y no con el Gobierno?
- Es un riesgo que debemos correr.
- Pero ya sabe qué pasa cuando en un país no hay instituciones garantistas.
- Claro, la anarquía, el caos, la distopía.
- No Núñez, no quería decir eso, quería decir la dictadura.
- ¿No es lo que tenemos ahora? Una dictadura teledirigida desde Waterloo. Nuestro presidente no se llama Pedro, se llama Carlos.
- Bueno, sargento. A Carlos le quedan dos telediarios. Fueron ustedes los que lo hicieron relevante. ¿Ya era su estrategia entonces? No hay como tener un enemigo para sobrevivir.
- Bueno, ¿esto que es una entrevista o una sesión de psicoanálisis? ¿Lleva la pe delante?, nunca me he aclarado.
- Perdón, perdón, y perdón. Si me permite unos minutos más.
- Vale, que ya nos han llamado al rancho y me voy a quedar sin lentejas y pollo al chilindrón, que va la geo Gamarra y arrasa con todo.
- Vale, ¿confía su ejército que esta campaña culmine con el éxito?
- Naturalmente. ¿No se acuerda usted de la guerra de los cinco años?
- Pues no, la verdad.
- Si claro, la guerra contra Podemos. En un flanco con la policía patriótica, en el otro con los medios de comunicación masiva, y en el centro Ana Rosa. Los libros de historia hablarán de las guerras de Napoleón, de George Patton, de Alejandro Magno y del sargento Núñez. Es verdad que tuvimos un aliado sorpresa, aquellos que temían el sorpaso, ¿o sería mejor decir el zarpazo?, y practicaron el divide y vencerás. Fue una victoria total, por aquí anda Rodríguez componiendo el Cantar del Mío Núñez. Le canto el estribillo: «Mío Aznar y Ayuso por Madrid entró/ en su compaña sessaenta pendones/ exiénlo ver mugieres e varones,/ cayetanos e cayetanas por finiestras son,/ plorando de los ojos, tanto avién el dolor,/ de las suas bocas todos dizían una razón: -¡Dios, qué buen vassallo, si oviesse buen señor!
- Muy bonito, pero usted no sale.
- No salgo porque eu no he querido. Yo soy una persona modesta, amigo de mis amigos, a los que no les pregunto a qué se dedican.
- Pues tendría que hacerlo. Ya ve lo que le pasa a Sánchez con el general Ábalos y el cabo Koldo.