De eso hace ya algún tiempo, pero entre 1855 y 1860, cuando la sede actual del Parlament era la del Círculo Mallorquín, se representaron en sus salones diferentes obras del teatro. Una fue «Divertida broma». Otra, «El puñal del Godo». El Círculo Mallorquín llegó a tener algo parecido a un grupo teatral profesional compitiendo, incluso, con la Casa de Comedias, el hoy Teatre Principal. Así lo recoge Jaume Munar Arrom en su tesis Aquell Círculo Mallorquín; un trabajo -y eso es una lástima- que no se ha publicado todavía como libro. Incluso podría formar parte del material que reciben sus señorías -junto al Reglamento de la Cámara- cuando toman posesión de sus escaños. Ya no hay temporada de teatro en el edificio del viejo Círculo Mallorquín -igual que tampoco hay bailes, ni competiciones de esgrima ni se juega a las cartas, ajedrez o ruleta- pero, cada martes de pleno, se oficia en su Sala de las Cariátides algo parecido a un teatrillo.
Teatrillo, teatro, paripé, comedia, performance o circo son palabras (se ha visto esta semana, también en otras anteriores y se verá en futuras) que se han incorporado últimamente al lenguaje político y que se han hecho un hueco tanto en el «Diario de Sesiones» como en las crónicas de los periódicos. Quizá todo empezó el 17 de octubre del año pasado cuando Vox bloqueó el techo de gasto de los primeros Presupuestos de Prohens después de una mañana de idas y venidas, llamadas de teléfono y de personajes con el papel cambiado o que tuvieron que improvisar y dejaron frases para la historia. Ejemplo, cuando el vicepresidente Antoni Costa le dijo a la portavoz de Vox: «Creía que teníamos un pacto». La hoy portavoz parlamentaria de Vox dejó el miércoles de esta semana otra frase para la historia. Fue cuando, preguntada por el espectáculo del martes (Le Senne echó a las socialistas Costa y Garrido por llevar camisetas alusivas a las Roges des Molinar sin tener el aval del reglamento), Manuela Cañadas, habló de «circo» y comentó: «Los payasos entran vestidos normal y luego se visten de payasos».
El presidente de la Cámara ha devuelto al Círculo Mallorquín las representaciones teatrales. Cierto que las últimas parecen, por lo repetido, de guiñol o marionetas. La socialista Costa fue actriz en su época universitaria y conoce los recursos actorales, tanto como Garrido los recovecos del reglamento. De cualquier modo, ambas saben muy bien cómo hacer emerger el personaje que el presidente de la Cámara lleva dentro.
El martes volverá a celebrarse pleno en el Parlament balear. Y, como siempre, empezará con el turno de preguntas al Govern. En el último, casi todas las respuestas al PSIB incluían la palabra ‘cariño’. Recursos así no suponen, según el Govern, sumarse al espectáculo (o teatrillo) de los martes. Pero lo parece.