5-XI-24 martes
Mientras se van cociendo las elecciones norteamericanas, España entera llora la inmensa desgracia valenciana, ahora en fase de reproches políticos. Aunque a algunos no les guste, estamos en un régimen quasi federal y hay que seguir sus protocolos que en este caso dan buena parte de la responsabilidad a los órganos autonómicos. A pesar de que el presidente Sánchez suele tener la culpa de todo, en esta ocasión no lo parece: era el president valenciano el encargado de dar los primeros pasos. Y no lo hizo correctamente.
6-XI-24 miércoles
La democracia ha hablado de forma abrumadora en Estados Unidos y habrá que apechugar con otros cuatro años imprevisibles en los que lo único seguro va a ser la inestabilidad. No sé cómo explicar la pesadumbre que me invade después de una noche prácticamente insomne, quizás sea una sensación de fin de época. No me gusta lo que veo venir, un mundo masculinizado, sin apenas controles democráticos, sin conciencia de lo que es verdad y lo que no, un mundo grosero y mendaz que hace bandera de la ignorancia. Mis nietas no se lo merecen…
8-XI-24 viernes
Deseo sacudirme el espantajo trumpista pero es imposible. Veo, escucho y vuelve como en el día de la marmota. La pregunta más frecuente que nos hacemos todos: ¿Por qué votan los americanos a semejante espécimen humano?, ¿se han vuelto locos?... Lamento defraudar a algunos lectores, pero no, no están locos. Votan al hombre que, desde su punto de vista, les da seguridad y esperanza en el futuro, pero no lo hacen con la razón sino a través de la emoción: el americano medio está harto de que las élites bostonianas y californianas les menosprecien e ignoren. ¿Razones económicas? La economía con Biden iba como un tiro, por lo menos sus cifras macro, había trabajo, crecimiento, la inflación estaba bajo control... ¿Entonces? Veamos, espigando de aquí y de allá:
Se detecta un creciente convencimiento de las clases medias trabajadoras ( y no solo norteamericanas) de que hace falta una contrarreforma conservadora porque para buena parte de la población, se ha ido demasiado lejos. De ahí viene esa especie de revuelta contra las élites, opción paradójica que no deja de tener su gracia, al emerger como líderes máximos del Movimiento un magnate inmobiliario y un mega millonario (Elon Musk) que ofrecen seguridad y enriquecimiento, las auténticas claves del sueño americano.
Si a ello le añadimos una inmigración masiva y descontrolada y la pérdida de credibilidad de las grandes cabeceras periodísticas, anegadas en el maremoto de las redes sociales, tenemos el caldo de cultivo perfecto para que triunfe la sinrazón. Según Josep Martí Blanch, comentarista de «La Vanguardia», si los demócratas hubieran propuesto una silla como candidata, la hubieran votado por aquello del mal menor, pero quienes votan son los americanos y ellos no lo ven igual. Y es su casa, no la nuestra.
10-XI-24 domingo
Hace unos días creí sufrir una alucinación: el presidente de la Generalitat valenciana elogiaba con mirada tierna al presidente Sánchez por su presteza y eficacia en acudir a las tierras devastadas. Incluso me pareció que le palmeaba los hombros cariñosamente. ¡Por fin!, me dije, son capaces de entenderse. Días más tarde, mi gozo en un pozo. Que si Mazón por aquí, Tellado por allá, guapas periodistas por acullá, reproches que van y vienen… ¿Veremos algún día cómo se aparcan estas politiquerías y colaboran para el bien común? Ya habrá tiempo después de defenestrar a Mazón y, de paso, también a Sánchez, que alguna maldad habrá perpetrado el muy ladino. O su mujer, que también se las trae.
13-XI-24 miércoles
Mientras oficio mis ejercicios matutinos con el pequeño Flash persiguiendo las pelotas que le lanzo, los auriculares me transmiten la psicodélica escena de dos diputados españoles vociferando en el Parlamento Europeo para poner de vuelta y media a la candidata a la vicepresidencia de la Comisión, también española. Me recuerda cuando Aznar calificó a Felipe de «pedigüeño» por negociar con Europa los fondos de cohesión. España first, al estilo punk de Dolors Montserrat y Jorge Buixadé. Un papelón.